EL 25-O

Atómico, de intensa adrenalina, de soberbia garra el gran partido del Real Madrid y que ha dejado en estudio psiquiátrico, por depresión, al todopoderoso Barcelona. Bueno, el gran Barça era el de antes, quizá el de hace tres años. Desde la caída al purgatorio de Messi.

Me decía un amigo catalán que el culpable de la decadencia azulgrana es Artur Mas, que es un absoluto gafe y que ha desarrollado una maldición a la joya de Cataluña. Para él, ni 9-N ni puñetas. Para él, esta ha derrota ha sido el 25-O.

En fin, yo no creo en ‘bruixes’. Pienso que el Barça actual se encuentra en una clara regresión, porque tiene un presidente absurdo, inútil, que encima nadie lo votó. Y lo peor: técnicamente está en manos de un pobre hombre, un ‘pobriño’ asuriano, que hizo el ridículo en la Roma e incluso quemó el Capitolio y ahora va a matar definitivamente al Barcelona de Messi. Luis Enrique es posible que entierre al Barça de Messi.

Piqué, tras su mano que significó el penalti. (Foto: Javier Barbancho)

 

Xavi, que está absolutamente acabado. En segundo lugar, con la alineación de Busquets, que estaba como cojo. Y, finalmente, la retorcida aparición del presunto caníbal de Luis Súarez. Creo que ni se ha dado cuenta, pero ha desperdiciado la última bala de plata que le quedaba. La ilusión que generaba Suárez en la afición azulgrana la ha borrado como si fuera un dibujo de tiza en la lluvia. Terrible. Luego, hay que hablar de Piqué. Su sendero hacia el fracaso y él ‘héroe’ que levantó al semi muerto Real Madrid con su penalti.

Por si fuera poco, Messi, ya lo he escrito en varias ocasiones, no es ni la mitad del Messi deslumbrante de Guardiola. Todo ello, aderezado con una velocidad de balón lenta, nada perentoria. Si Ronaldo hubiera estado fino, el Barça se hubiera llevado una goleada de escándalo, pero una vez más el luso fracasó en otro partido cumbre, como suele ser habitual. Y Benzema, en su estilo, no es un delantero centro. En realidad, nunca sabremos lo que es.

Ahora resulta que Isco es el nuevo héroe del Real Madrid. Pero no por gran pasador, gran goleador o ser un bala hacia el área contraria, sino por luchar y quitar balones. Vamos, por favor, el buenismo con un jugador que no es un centrocampista y que sufre, porque nunca llega al área, roza el paroxismo. Como James, que es patético verle por el lado derecho, sin defender, sin atacar, como un estorbo, pero habla castellano, amigo. El milagro, el auténtico héroe humilde, que no grita, que no quiere hacerse ver es Kroos. Un fenómeno. Un increíble fenómeno que fue el que fundió al Barcelona en lo que mejor sabía hacer, el tiqui-taca. Es una máquina germana de una precisión y eficacia maravillosa.

La euforia seguirá instalada en Madrid actual de Ancelotti. Aunque este nuevo éxito tenga como protagonistas a los amigos  Luis Enrique y Messi. El resultado ha sido el mismo que el Paris Saint-Germain. Dos derrotas con los dos únicos equipos que tenían fuste en su penoso peregrinar. Luis Enrique hace más grande al mismísimo Tata Martino. Y parecía una utopía. Y de Casillas, ¿no hablo? Sí, claro, primer tiro, para adentro. Luego, se despistó Messi y apareció El Santo. Y si no me creo a este santo estaré excomulgado. Hay que creerlo, sin más remedio.

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