Trato de imaginar las palabras, las frases de Rafael Benítez cuando le pregunten por qué le despidieron del Real Madrid. Su referencia, sólo por hechos, será Ronado. Pero, ¿cómo le acusará? La víctima anterior o asesinato futbolístico de Cristiano fue el de Mourinho, con cómplices como Sergio Ramos y Casillas, el 'angel exterminador'. Pero el tigre Mou sólo fue un 'gato' en manos del jefe de Spectre, es decir, Sergio Mendes. Ronaldo no podía ir en contra de su mismo "traficante de jugadores".
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Me dio la impresión ante el PSG. Ahora estoy seguro de que Benítez está sentenciado. ¿Por qué? Porque los jugadores se lo quieren cargar. Para jugadores ensoberbecidos por la fama y el dinero, es insoportable pasar de un vago que les deja hacer lo que quieran, a una especie de 'cerebro electrónico' que les quiere convertir en 'robots'. Sólo le aguanta a Benítez su 'alter ego' Casemiro.
El problema grave es para Florentino. ¿Que hará cuando al derrota frente al Barcelona será inevitable? ¿Se atreverá a echar a Benítez? Si se lo carga, habrá descapacitado a José Ángel Sanchez, su 'valido', que en esta trágico comedia es el personaje que más ha intervenido para que, finalmente, el mediocre Benítez haya llegado a entrenar a todo un Real Madrid. Demasiado traje para un sastre de grandes almacenes.
El Madrid dio la apoteósica sensación de que es un simple cadáver en los segundos tiempos. Después de mucho analizar, de repasar videos en la memoria del Yomvi, o lo que sea, siempre llego a la conclusión de que Kroos y, sobre todo, Modric, son los causantes del abismo mortal en el juego que no crea el Real Madrid.
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Para los 'tontos contemporáneos', siempre Modric sale favorecido, pero si lo siguieran a través del vídeo, se darían cuenta de que jamás roba un balón, sus malos pases son siempre al pie, casi nunca al espacio y a la profunidad. Alma gemela de un Isco, horizontal o hacia atrás, que parece un jugador de la 'panspermia'. ¡Qué desastre! Encima con James se multiplica esa sensación de fútbol del siglo pasado, que son los que les gusta a los piperos gurús de los que nos acompañan todos los días con sus serenatas del furor de la época del 'valdanismo', del que parece que ha pasado un siglo con Bielsa y compañía.
Luego está, por supuesto, Ronaldo. Todos tienen que jugar con un futbolista que se ha convertido en una estatua de sal, como la mujer de Lot, por tanto mirar atrás. Es la estatua del perfecto Adonis. Pero si nos fijamos en la imagen de la estatua, también el de la esfinge señala el dedo hacia abajo. Como sentenciando: "Este entrenador no me gusta". Es como si Ronaldo quisiera ser el 007, en sus horas más deprimentes.
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