¿Mereció empatar el Barça de Valverde en Chelsea?. No, absolutamente, no. Hasta el tercer disparo mortal del brasileño Williams no entró el primer gol del Chelsea, que se antojaba decisivo, tras dos disparos soberbios como si un pim.pam.pum se tratara para el aturdido Stegen. Uno a la izquierda, otro a la derecha y el tercero para dentro.
Ahí es cuando sentí que en su primer partido comprometido, adulto, Valverde no estaba a la altura de la Champions. El Barça de este “hombre tranquilo” llamado Ernesto, nada que ver con el personaje de Oscar Wilde, aunque en este encuentro, tuvo su importancia.
Fue la presión, presión infinita sobre los malos zagueros del equipo ruso de Chelsea. Con una sala oportunidad, sólo una, y Messi, como siempre, “para dentro”. Adiós eliminatoria para el «pobre» Conte, que había planteado un gran encuentro porque el milagro del Chelsea en el Camp Nou se antoja imposible. Basta con poner un de los árbitros afines y su especial «fan» Collina.
El Ernesto londinense Valverde no supo contrarrestar el refugio de la velocidad del sistema de Conte. Sin una referencia de ariete, Hazard y, sobre todo Williams, provocaban la zozobra de dos centrales como Piqué y Umtiti. Hazard y Williams bailaban entre el fuego azulgrana. No fueron a más, porque Pedrito y Cesc, justo los dos azulgranas , no estuvieron a la altura de las circunstancias.
El Barça de Valverde es el de mayor lentitud de balón de los últimos tiempos en el clásico juego azulgrana. Aburre hasta las mariposas. La velocidad de balón ha bajado como la velocidad de Messi, que ya no tiene esa punta celestial, aunque se haya convertido en un estratega genial de la “matanza del fútbol”. En la actualidad, el “sistema Ernesto” no tiene bandas, cuando un buen equipo como el Chelsea presiona tanto a los centrocampistas. Fue una gran batalla táctica que ganó Conte, pero que al final, fueron como “migas” para los pobres.
El Chelsea está eliminado , el “amazón” japonés , Rakuten se ha metido en Europa, en pleno Londres de la City. El Barcelona tuvo a favor la importancia de tener un Ernesto. Ese hermano ficticio de Jack Valverde.
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