ADIóS, ATLETI, ADIóS

Cabe mucha sospecha de que la obsesión de Simeone tenga sólo el objetivo del Real Madrid. De otra forma, la pequeña tragedia de su equipo en Balaídos no tiene cabida en la imaginación. Ni siquiera para mentes subversivas.

El Atlético de Madrid fue un equipo torpe, banal y mediocre en Vigo. El peor partido que le he visto a este Atlético de la era de Simeone. Su primer período es para recordar como el ejemplo más lamentable de un equipo que fue capaz de golear al Madrid, del que decían que era el mejor de la historia. Algo tan estúpido como el planteamiento de Simeone frente al Celta.

Posiblemente, erguido en su soberbia, Simeone planteó una alineación que iba en contra de sus propias leyes dogmáticas. Para empezar, con dos arietes, además, "hermanos arietes" que se estorban como Mandzukic y Torres. Y Griezmann de centro campista. Un equipo que perdía su típica personalidad de ese espectro intratable en centro del campo. El Celta del excelente técnico que es Berizzo se rió de ese Atlético parcelario.  Hasta el punto que Krohn-Dehli parecía un mago que humillaba a Gabi y,sobre todo a, Tiago, que parecía un petardo. Y ni hablar de Nolito, que parecía Messi y Orellana, una especie de Garrincha a la chilena. Fue muy injusto que el Atlético se fuera sin perder al descanso.

Simeone se dio cuenta en su soberbia que se había equivocado. Quitó a Torres, puso a Cani, que está fuera de punto y ya con Súarez se cerraba más el centro del campo, hasta que el propio Suárez, muy torpe, pico en el penalti a Nolito. A partir de ahí, apareció otra vez  el gran Celta, hasta el esperadísimo gol de Orellanana.

Creo que Simeone ha pecado de soberbia.Al ganar al Madrid le daba el plus de creerse un genio.  Creo que su obsesión por el Madrid y su racha de éxitos, con el equipo que más odia en su vida, como ha dicho en ocasiones, le precipita a una resaca de orgullo fatuo, de egocentrismo quizá excesivo. Claro que asistido por las falacias de sus propios jugadores.

De momento, el gran Simeone goleó al Madrid. Pero el pérfido Simeone perdió la Liga en Balaídos. Definitivamente. Ganar al Madrid no sirve para seguir en la Liga. Tan sólo fue un partido. Y Simeone, desde que apareció en el anuncio de la Liga, es una especie de Dios ensimismado en su propio ombligo. Es una tragedia, porque no son los siete puntos del Madrid -ya no le puede ganar más en Liga-, es que lo peor son los seis del Barcelona. Los dos grandes se quedan muy lejos y este Simeone nos deja huérfanos de un convidado de piedra que siempre era como el hombre de la máscara de la historieta francesa. 

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