Guardiola está liquidado en la Baviera de Múnich. 'Kaputt', perdido y sentenciado. Encima no cae bien en Alemania, dada su perversa soberbia, su ira repelente y su lujuria por apostar con sistemas suicidas, como se comprobó cuando el increíble Messi hizo el primer tanto.
Voy a escribir lo que me contaba un amigo de la maravillosa Baden-Baden, en la Selva Negra de Baviera, justo donde Dostoievski centraba El jugador, porque el propio escritor se gastaba todo su dinero en el famoso casino, que todavía pervive con toda su majestuosidad. Me decía mi amigo Busch que los alemanes han terminado por ridiculizar a nuestro Guardiola. Que tiene un hablar alemán ridículo, que incluso presume de él, cuando en realidad es una bofetada a Goethe. Y no gusta su presunción, su altanería, su toque meister de listo preparado. Incluso se ha puesto en contra de los periodistas.
No me extraña. Y el próximo martes, hasta Beckenbauer le va a dar una patada en el culo. Ganar sólo la Bundesliga con los millones que el Bayern maneja les parece sólo una minucia, una pequeña renta a Rummenigge y a su socio, el presidario Hoeness. Si el martes cae el Bayern, que es lo absolutamente normal, Pepe se vuelve a España o a la Catalunya de sus amores.
Saludo entre Guardiola y Luis Enrique antes del pitido inicial. (Foto: Afp)
Se lo ha ganado. Por sus actitudes chulescas, sus acciones de dictador de equipo de fútbol y por su insoportable soberbia. Jamás le perdonarán la semifinal con el Madrid del año pasado y esta vergüenza del Camp Nou, donde jugó como ese Aleksei Ivanovich, el terrible jugador de Dostoievski. Es decir, a la ruleta, como le gustaba a Aleksei, pero de una manera ensoberbecida.
Presentarse ante el Barcelona con tan sólo tres defensas era un absoluto suicidio. El temible jugador de la ruleta, pero la rusa del jugador-perdedor.
No se puede jugar como lo hizo el Bayern todo el partido. Con la navaja en la garganta. Con ese aire de falsa superioridad de que todo lo puede, cuando con ese sistema no mete ni un gol al arco iris. Bueno, a los pobres equipos de la Bundesliga, que tienen presupuestos ridículos.
Y mucho menos si enfrente juega Messi, que es como Zaratustra. Messi habla con goles, con un fútbol del dios persa Mazda. Es increíble y siento vergüenza ajena por esos críticos de la "caverna madrileña", como les llaman en Barcelona, cuando se les llena la boca con las palabras de que Ronaldo es el mejor jugador del mundo. Es tan patético como el propio Ancelotti.
Así que 'Auf wiedersehen, Pepe'. Sé que dirá que no ha fracasado, que ha ganado varios títulos. Pero en Múnich, Madrid y Barcelona ha hecho el ridículo con los equipos de España y Catalunya, como él define grotescamente.
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