BALE DE ARABIA

AL JAZIRA12REAL MADRID


Los mismos que pedían continuadamente el traspaso de Bale, que se fuera a las “galeras”, que al menos se quedara de suplente o que desapareciera como un fantasma, son los mismos que ahora suplican su recuperación, su vuelta al equipo, su titularidad inmaculada. Vergüenza les debía dar a tantos “piperos” y “gurús” de la crítica.

Hoy mismo, el director de un diario deportivo escribía que seguro que Bale jugaría unos minutos, porque es “uno de los cromos lujosos del jefe Florentino”. Indignante y demuestra el repugnante sesgo de personajes o personajillos contra el británico.

El Madrid se transfiguró en un demonio, tras haber sido el “angel exterminador” el día del Sevilla. Pasó del enorme partido del Bernabéu a fabricar el más lamentable de los partidos de la temporada, cuando un equipo casi amateur de los Emiratos que encima le patrocina la camiseta, parecía letal en el contragolpe.

Sólo hay un culpable. Y se llama Zidane. No sabe, es mediocre, no contesta. Se cargó el equipo al volver a introducir a «la magia» Isco, hoy con récord incomensurable, porque, que en minuto y medio de partido, había cedido tres balones hacia atrás y, uno, al contrario.

El “jugador engañabobos” abarata el juego del Madrid. Lo ridiculiza. Lo espanta. Es un desastre. Si a eso se añade otro “galápago” como Casimiro y una especie de cabra balompédica suelta como Kovacic, que sólo sabe conducir el balón, la respuesta del Madrid volvía a los constantes tiempos de esta temporada, de lenta letanía en el juego, sin velocidad de balón y una tortuosa manera de encerrar a Ronaldo de cara al gol.

Hasta casi el minuto setenta, Zidane no se acordó que con Lucas Vázquez y Asesio el juego del Madrid frente al Sevilla fue mágico y dispara por lo menos hacia una velocidad de ritmo apropiado para el fútbol actual, el fútbol moderno, ese mismo que Zidane desprecia en la mayoría de las ocasiones.

Pero el esperpento, el disparate de entrenador galo llegó a sostener a Benzema, que es un ariete espantajo, hasta el minuto ochenta del lance, cuando todo estaba en un alambre. ¡Que disparate ante semejante equipo!. Y menos mal que se le ocurrió poner a Bale, que sólo en minutos, salvó un ridículo espantoso y mundial, mientras que Zidane que todavía ayudaba a un grotesco Varane, que fue el gran culpable de todos los desbarajustes defensivos.

Bale, semi-cojo, machacado moralmente, tuvo la suficiente luz para enfocar la noche muy negra del desierto. Voló como “ave fenix”en los Emiratos.

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