Gales, primera de grupo. Bale, máximo goleador de la Eurocopa. Inglaterra, segunda de grupo y a punto de la catástrofe. La selección del viejo ‘stone’ Hodgson casi inicia el Brexit antes que el mismísimo referéndum. Y no está fuera de Europa porque Sturridge habló con la pervertida Albion en el último minuto ante Gales. Está escrito que, al menos en fútbol, Inglaterra se va fuera de Europa. Por mal equipo, mal conjunto, falto de estrellas, falto de un líder, sólo silueteado por Rooney, en plena decadencia y caducidad.
Quiero sustantivar que yo de Bale me volvía a la Premier. Que aguante su padre a los mentecatos que le tildaban de ‘herniado’ desde su llegada a Madrid, que decían que tenía una pierna más larga y que era un capricho superfluo y estúpido de Florentino. Los cretinos, que han sido muchos, deberían tragarse sus palabras y, desde luego, Bale cobrar una cifra astronómica e irse a cualquiera de los dos Manchester, que sueñan con la única estrella que le queda al Reino Unido. No lo hará, porque es madridista, buen chico y soporta al egomaniaco Ronaldo. Ha sido indignante la campaña de tres años en nuestro país, donde no cabe un memo más.
Me alegro también porque la extinta, pero todavía no caduca Unión Soviética se va para casa tras la más sórdida, repugnante y condenable participación en la Eurocopa. Su presencia sólo ha servido para testificar que es un pueblo bárbaro, todavía con las estampas de Iván El Terrible y que la dictadura de Putin sólo les marca como los ‘nuevos bárbaros’ de Europa. Los nuevos ‘hunos’.
Inglaterra es la peor selección que he visto desde tiempos antediluvianos, cuando el juego era dar «patadas» a la cabeza cortada de un invasor danés, tapada en un saco. Así es como empezó el fútbol en Inglaterra. Eslovaquia no es ni siquiera Hamsik, el ‘juanito maravillas’ del ínclito Rafa Benítez, que lo prefería a Bale cuando lo tenía en el Nápoles. En fin, hay casos de bochorno absoluto.
Lo cierto es que el milagro galés sólo tiene el nombre de Bale, un ‘herniado’ que hasta la fecha ha demostrado ser la estrella del campeonato, pese a la esencia mística de Iniesta.
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