Mi buen amigo Gallego, que conduce con un soberbio sentido moderno el Carrusel, una de las pocas joyas que le queda a Prisa, tiene la buena costumbre de mezclar fútbol con música, como hizo Rod Stewart, Elton John y hasta Elvis Costello, un forofo del Liverpool y de Benítez. El optimista presidente del Eibar hizo un 'playlist' e incluyó el clásico Walk on the wild side como favorito de su aspiración por dejar al Madrid en ruinas.
El presidente del Eibar no se equivocó. Su equipo siempre llevó al Madrid por el lado salvaje y peligroso del juego, con una contumaz carrera del diablo. Correr más que el Madrid, siempre, en cada momento, en cada segundo. Es encomiable el esfuerzo que hizo el Eibar para morir como los héroes, viejos héroes de tiempos pasados.
David Juncà, en pugna con Cristiano en una acción a balón parado. (Foto: Afp)
Es en estos partidos, con tópico generalista, donde se pierden y se ganan Ligas. Por eso tiene mérito este éxito madridista tras el esfuerzo por reivindicarse en Ucrania y un enemigo exigente que le ató todo lo que pudo. Lo que no entiendo es que Benítez volviera cambiar el dibujo del éxito, tras la primeriza exhibición ucraniana. Volver a una línea de tres centrocampistas con otro cuarto postizo, que es el caso de James, era como volver a las peores pesadillas de Ancelotti. Y lo que es peor. Jugar sin un goleador, una vez más. Hasta el punto de que el entuerto lo resolvió Bale, con un cabezazo, a centro de Modric, el único que le pasa el balón.
Jugar con Ronaldo y James es jugar siempre con dos menos. No entiendo el fervor paleto por el colombiano de algunos 'piperos'. Siempre juega de espaldas, con una lentitud parsimoniosa. Ni tiene potencia, ni velocidad, ni argumentos. Francamente es peor que Isco… y ya es decir. Sólo supera al malagueño en el balón parado y en algún gol que otro. Fue salir Lucas Vázquez, que no es una estrella precisamente, y aquella banda derecha, absolutamente perdida, se convirtió en una pesadilla para el Eibar, ya no sólo por el penalti.
No quiero escribir con rencor. Es absurdo. No quiero volver a utilizar un instrumento de tortura chino para Ronaldo. Pero es que hay que exigirle a Benítez que el de Madeira sólo se dedique a sus carros del monte, es decir, correr cuesta abajo, y se olvide de tirar una sola falta más. Es ridículo y no habla bien de la autoridad de un técnico. Ronaldo es patético a la hora de ejecutar una falta. No quiero seguir con la misma rutina. Es absurdo llegar hasta Livramento con los carros de Ronaldo.
La famélica, laboriosa y pálida victoria del Madrid en Eibar deja el mantel puesto para que Benítez se coma el turrón de Navidad, aunque sea en su querida Mersey, que es donde pasará la Navidad. Pero, una vez más, como dijo el presidente del Eibar, el Madrid se paseó por un lado muy peligroso del Ipurua.
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