Ya saben que escribí : '¿Benítez?,'¡Qué horror, qué inmenso error!'. Pienso lo mismo ahora, en este instante. Pero he prometido 100 días de amnistía total. Por tanto, no trataré de meterle más el dedo en el ojo.
Hay muchos problemas en el Madrid. Siempre ocurre cuando se escapa una temporada por el sumidero del fracaso. Pero el más importante, el más peliagudo que se va a encontrar es el de los capitanes y…. Ronaldo. Ya escribí hace tres años, cuando Pellegrini desapareció tan héroe como Ancelotti, que el Madrid y Florentino Pérez, en su segunda aventura como presidente, tenían un problema grave con el poder de Ramos y Casillas en la plantilla. Esa dictadura del vestuario, la "época de los dos capitanes" se cargó al demonio Mourinho, el que quería disminuirles en sus atribuciones de la caseta. El día que Casillas y Ramos almorzaron y pidieron la cabeza de Mourinho, como si se tratara de la de "Alfredo García de Peckinpah: 'O él o nosotros'" , Florentino inventó un nuevo esquema en el Real Madrid.
Ancelotti pronto se dio cuenta de la dictadura de los capitanes y aceptó eso y algo más.un triunvirato con ellos y Ronaldo. La indolencia y mediocridad de Ancelotti hicieron el resto. Tras el gran fracaso de la temporada, los dictadores del vestuario le aconsejaron y le amenazaron a Florentino que no se atreviera a dejar en la calle a su entrenador domado. Florentino ante semejante amenaza no tenía más remedio que no hacerles ni puñetero caso, sino que además les traería un entrenador-coronel como Rafael Benítez. No tenía otra opción, amparado en su "valido" José Ángel Sánchez.
Ramos ya amenazó y desprestigió a la directiva con sus declaraciones recientes. "Los que saben de esto", decía. Esos mismos que no le quieren hacer el contrato del siglo.
Los capitanes se movían. Por el otro flanco, el ínclito Casillas, en un delirio de "diva" a lo Norman Desmond de Billy Wilder, apabullaba a los diarios con el más surrealista mensaje de que tenía ofertas de los turcos, de los ingleses, de los italianos y hasta de los marcianos. Como aquella canción de Georgie Dann. Una 'pataleta' mentirosa y de ridículo mundial. Por supuesto, el Madrid está loco para que se vaya, pero la desgracia es que nadie llama a la puerta del Madrid para pedir a un portero en el final de su carrera.
No me puedo imaginar a Benítez lo que duraría si se atreve a imponer a Casillas el banquillo. Será víctima de su atrevimiento, como le ocurrió a Mourinho. Por no hablar del 'gran capitán', un desordenado jugador de ideas y acciones como Ramos, que no soportará una dictadura del entrenador en su 'vestuario'. Por no hablar de Ronaldo. A Benítez no le gustan los divos. Los desprecia. Pero tiene el aviso. Si pacta con los 'tres coroneles' estará más cerca de la horca del Bernabéu. Aunque Benítez llegue con la idea de Verlaine: "Yo soy en el imperio y el fin de la decadencia".
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