Como en la película, Ronaldo estuvo al borde un ataque de nervios. Todo el segundo período se lo pasó con una rabieta tremenda, histérico, con pérdida de la lógica. Todo porque sólo había hecho un gol a esta pobre Unión Deportiva, cuando son en estos partidos cuando su tramposa cuenta goleadora engorda como cerdo para la matanza. Pues, el 'cerdo' que alimenta Ronaldo esta vez no dará tantas morcillas o salchichas. Además, tanto cebo es malo para la salud, como 'alimenta' la incompresible OMS, que lo mismo nos mete miedo infundado con la gripe de los chinos, como ni se entera de la llegada del ébola.
Pero era patético ver a Ronaldo echarle la culpa a Isco, tras haberle dado un pase horrible hacia atrás o como le dio una patada al pobre lateral derecho canario, sin venir a cuento ni con la pelota en juego. ¿Por qué Benítez no se impone y le obliga a que descanse, a que sea mortal, como todos y no un narciso? Nadie se atreve con Ronaldo, mientras cada día que pasa pierde esa décima de segunda tan fundamental para marcar su golito, como ocurrió con el gran pase en profundidad de Casemiro en los minutos finales. No se recupera de los esfuerzos y encima pasea como un alma en pena, porque si se la mandas en profundidad no puede llegar, ya no tiene el físico de antes. Pero no quiere saber nada de lo que le recomienden. Además, si se cabrea se va a Marrakesh con esa panda tan extraña que le rodea.
Jesé festeja su gol a Las Palmas en el Bernabéu. (Foto: Afp)
Y si hablamos de físico, yo no sé si el plan Benítez de salud en nueve meses es para reservar las fuerzas para marzo y abril, incluso mayo, pero vemos partido tras partido, que el Madrid se despeina, se desfonda en las segundas partes. El equipo se rompe con unas distancias entre líneas que parece que está en medio de un enorme océano. Pero es que comprobamos lo caninos que estaban en la segunda parte Danilo, Marcelo, Kroos, Jesé e Isco.
Demasiados jugadores para que pudieran ni siquiera hacer cosquillas a la animosa Unión Deportiva. Hay que reservar fuerzas, pero lo que parece que este Madrid es como los toros salvajes. Al quinto embiste a la muleta del partido, se para, empieza a rascar en la tierra y camina o trota por el campo. Pasó en París, en Vigo y ha pasado en Chamartín, aunque hayan tenido una semana para recuperar fuerzas. Es preocupante la ausencia del solvente Madrid en el segundo período.
Eso sí, a Casilla le metieron un gol y ya ha perdido la virginidad. Aunque Benitez nos zumbara con la música del abejorro de la imbatibilidad, de la seriedad. Pero jamás podrá convencernos de que los bostezos en esta 'matinée' en el Bernabéu, casi nos duermen, incluso en la grada.
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