Me repito, como en el caso Luis Enrique: "¡Qué malo es Ancelotti!". Nuestro Marqués del grillo ha vuelto a tener una compasión sin límites ante un Atleti francamente mediocre, sobrepasado, corto de ideas y de físico, en su peor estado en toda la temporada. Este técnico italiano cada partido con su rival rojiblanco lo convierte en un infierno para el Real Madrid. No me extraña que tenga pesadillas o deliurium tremens a lo Poe, con Simeone.
Carlo Ancelotti. | Efe
En definitiva, es incapaz de ganarle un partido al Atleti a pesar de los jugadores mal colocados de que dispone. Les recuerdo a los voluntarios frenéticos de Ancelotti que ni siquiera en la final de Lisboa pudo ganarle a Simeone. Empató, simplemente, empató en el tiempo reglamentario. Como ahora. Simeone para Ancelotti , como diría Freud, es una afección psíquica.
Con semejantes jugadores, una media docena de entrenadores hubieran podido exterminar al Atleti como un pobre paria. ¿Quiénes? Hay que nombrar indiscutiblemente a Guardiola, Klopp, Blanc y, por supuesto, Mourinho entre ellos, quizá incluso Zidane y, desde luego, hasta el viejo Heynckess, que ya es decir. Todos ellos, con los megamillonarios jugadores blancos, hubiera barrido al pobre Atleti, a pesar del santero Simeone, que como un molino de viento trataba de impulsar a sus jugadores con los aspavientos hacia el público. Como si el aliento de la afición fuera energía atómica.
Comete tantos errores Ancelotti que voy a tratar de enumerarlos, porque dicen que sólo ataco sin razones. Para empezar, ¿por qué no pone a James en el lado derecho, que es lo que le gusta y deja a Bale en su lado natural, el izquierdo, en ese ridículo 4-42 de contención? ¿Por qué mata a Bale a trabajar a destajo cuando es el único que tiene peligro en el área contraria mientras Benzema y Cristiano se tocan los catalanes, o los huevos, si ustedes prefieren? ¿Por qué el sacrificado tiene que ser el galés? Naturalmente, la respuesta está en el peloteo del Marqués con la prensa y en los corifeos que defienden a James e Isco para atacar a Pérez, cuando se trata de dos jugadores que no sirven para jugar en el Madrid, como se ha demostrado cuando no tienen como rivales al Granada, el Córdoba o el Eibar.
Se dice que hay que jugar como en Múnich, pero los listos corifeos se olvidan de que entonces estaba Alonso, justo detrás de Modric y Di María, mientras que ahora tenemos a Kross, que no juega en su sitio y empiezo a sospechar que se ha dado cuenta de que Ancelotti no tiene ni idea y cada día está más ido, más viajante hacia Alemania.
Todo ello aderezado con que el Madrid juega sin portero. El Madrid se libró de otro descalabro porque a Casillas sólo le tiraron una vez a puerta en todo el partido, lo que demuestra el patético partido del Atleti. Aunque hubo una de sus pérfidas salidas a su estilo de espantapájaros que no acabó en gol de milagro. Ni me voy a detener mucho en el "memorable" partido de Sergio Ramos. ¿Lo quiere fichar el Barcelona? Al Madrid le harían un favor, tal como está el estado de forma de Varane. Ni hablar de Ronaldo, opaco y fatuo, como en todos los grandes partidos. Y, bueno, por fin tenemos al gato. Benzema, definitivamente, es un minino. Ni en cientos de años luz podrá hacerle un gol al Atleti. Más que patético como ariete es una rémora gigante para el Madrid jugar sin un goleador delantero centro , que cuando tiene una oportunidad se la regala al contrario o cede mal. Sólo se entiende que lo defiendan como revulsivo contra Mourinho. Lo que ya es patético.
No quiero terminar sin hablar de Mandzukic. ¡Vaya personaje de la comedia del absurdo! Además de mediocre es un patético jugador que sólo ensucia los partidos. Casi como toda la personalidad del fútbol, que estuvo secuestrado, salvo los 20 primeros minutos de un impulsivo Madrid.
Para los Atléticos, les diré que ni mucho menos este Atlético está eliminado, aunque pueda parecer que el equipo rojiblanco sólo se sustenta con Oblak. Que cuenten en Chamartín con el síndrome Simeone del mediocre técnico llamado Carleto. Y de verdad que sólo me da lástima, sólo compasión, su persona. Él sabe que vive de prestado, maquillado por el regular partido en el Camp Nou desde el 4-0 en el Manzanares. Pero Pérez no puede y tiene miedo a mandarlo al Vesubio.
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