EL ‘AGUAFIESTAS’ ANCELOTTI

José Vicente Hernáez, que escribe en Marca desde hace muchos años, es el mejor columnista de fútbol con mucha diferencia. No tiene la retórica ridícula de los 'escribientes', la literatura obtusa de los que creen que escribir de fútbol es pura poesía. Y, además, sabe de fútbol, que es lo más importante. Escribía José Vicente que el Real Madrid jamás se podría fiar de un fulano como Ancelotti, que fue capaz de perder una final de Champions con 3-0 favorable y con un Liverpool absolutamente hundido.

Cristiano pugna con Keita en el área, ante Bale y Feghouli. (Foto: Afp)

El tropiezo del Atlético era un cheque al portador para el Madrid. Pero apareció el 'aguafiestas' Ancelotti. Le dio descanso a Pepe, mientras Varane se convertía en un central muy impreciso. También daba descanso a Modric y Di María y volvía sumergirse en las catacumbas con la participación de Illarra e Isco, dos jugadores absolutamente no aptos para el Real Madrid. Por si le parecía poco, volvía a enclaustrar a Bale en la derecha, con lo que restas casi el 30 o 40 por ciento de rendimiento. Todo ello sin hablar de Benzema, que es el mayor desastre que se conoce como ariete. El duodécimo ariete del mundo, como se le escapó a un técnico del Madrid.

No contento con todo ello, el jefe del 'tándem' se permitía dedir que la gente ya se había dado cuenta de que él es un buen técnico. El peor día para decirlo. Y es que lo peor del 'tándem', lo peor que le ha podido ocurrir al Madrid en un estricto sentido de la realidad, es que se crea que se encuentra en la final de la Champions por la sabiduría del 'tándem' y la gran sensación del equipo blanco. Mentira y mentira. El contubernio de Múnich fue simplemente el más impresionante regalo en la historia de la Champions del gran Pepe Guardiola. Un engañado genio que creía que lo del Barcelona era todo por su sabiduría, cuando eran sus jugadores. Por supuesto.

Un fracaso rotundo del 'aguafiestas' que propicia el fín a la Liga ante un Valencia hundido, apeado de otra final cuando ya el murciélago de su escudo se había ido a celebrarlo. Un equipo muy deteriorado físicamente por su tragedia del jueves. Bastante más que el Madrid. Gran Valencia en un momento deprimente. Dicen que el postrero gol de Ronaldo aún marca rayos de esperanza. Se trata sólo un espejismo. Ronaldo, como el resto, jugó un partido sin tensión. Algo tiene la Champions que engendra fracasos más psíquicos que físicos. Ronaldo no puede perder ese gol al tercer minuto de partido. Y menos con un 'aguafiestas' como Ancelotti.

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