EL AMIGO SKOMINA

BARCELONA21INTER DE MILAN

El Inter desahució al Barça con un juego portentoso de velocidad, de juego posicional, de ocasiones de gol mollares, de demostración supina de ser mejor que el equipo de Valverde. Pues, bien, perdió. Para Conte este partido fue como para comer cerillas, como diría mi buen amigo José Vicente Hernáez.

Hay más todavía. El esloveno Skomina fue el mejor jugador del Barcelona. No sólo se inventó faltas continuas del Barça. Es que tuvo dos errores decisivos que propiciaron un robo encubierto.

En primer lugar, hubo penalti clamoroso en el minuto cincuenta y cinco en el área del Barcelona. Sólo se vio una repetición y menguada, privilegio de que el impresentable barcelonista del BeIn Sports estaba en la retransmisión.

El amigo Skomina dijo que siguieran y sin solución de continuidad, en la jugada siguiente, Suárez embolsa una volea, que nadie esperaba y equilibra el partido. Pero es más, poco después. Arturo Vidal hace un falta de tarjeta roja de libro. Incluso la protestó y cuando ya tenía una tarjeta hizo otra entrada de tarjeta y también se la perdonó el amigo Skomina. Increíble. Pero el simulacro de juez del partido ya llevaba un historial manchado, porque una le había sacado una tarjeta a Messi. Y eso es un sacrilegio y estar marcado con una cruz punitiva.

Conte no hacía más que protestar hasta que le sacaron una tarjeta. El Inter se había dejado desflorar a continuación, con una jugada del renqueante Messi, como todo su partido. Al final, al Inter le pintaron la cara de azul y grana.
Pero es igual. Se equivoca Valverde -cada día más desbordado por el cisma del vestuario- aquel milagro de Dortmund y este con el Inter se pueden repetir y repetir. Valverde fue un un membrillo técnico con el partido que le planteó Conte, con diferencia el mejor entrenador de Italia. Pero también Conte tuvo sus pecados. Tanta precariedad en matar la ocasiones fue decisiva para que su equipo no se hubiera ido al descanso con dos o tres goles, como mínimo. Cuando se perdona, siempre puede salir cualquier emboscada, cualquier situación negativa como le ocurrió al Inter.


El fútbol siempre acaba no como juegas, sino cual es el resultado.  El Barcelona tuvo la resistencia del perdedor. Y un goleador, que por poco que haga, limpia el resultado como Súarez es decisivo. Se diga lo que se diga, todavía el mejor “asesino del área”. Junto con Lewandowski no existen ya jugadores tan “liquidadores» de partidos como ellos. El gol es el fin del fútbol, por mucho que Conte hubiera tratado de demostrar que con una brillante estrategia se ganan los partidos. El asombro del técnico de Lecce todavía le habrá dejado entre el asombro o en una profunda depresión.

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