El Tribunal Supremo acaba de ratificar la condena de 21 meses de cárcel para Leo Messi, por su su delito de engaño a la Hacienda Pública. En realidad, según fuentes jurídicas, “le han perdonado ir a la cárcel”, porque tan sólo tres meses más de pena y tendría que cumplir la condena de dos años de cárcel o más.
Mientras tanto, ayer uno de los mayores “caraduras” que el fútbol se ha llevado a la cara, el inclino ex-presidente Sandro Rosell, era detenido por blanqueo de 15 millones de euros, escondidos en un banco de Andorra. Ha estado en la cárcel. No ha explicado el caso Neymar y sigue implicado, como el del espionaje contra Mediopro, los mediocres de Bein y la operación Rimet, que es la que le ha llevado al FBI americano pedirle a los jueces españoles que lo detengan.
El presidente actual de Barcelona, Jose María Bartomeu se enfrenta a una condena de ocho años de cárcel por dos delitos de estafa y corrupción, derivados del fichaje de Neymar, que también puede ir a la cárcel por mentir a Hacienda.
Pero, ¿este es el Barcelona actual?. No puede apestar más. Una Barcelona de Tribunales. Mientras en el palco del Camp Nou acogían a Jordi Pujol, a Artur Más a Puigdemont y se acusaba de “que España les estaba robando”, ellos robaban a la hacienda pública, cometían delitos, tras delitos, en paraísos fiscales, dinero escondido en Andorra. Porque no se olvide que Jose Luis Nuñez también estuvo en la cárcel. Por lo mismo, eludir impuestos. Tampoco Joan Laporta se libró de los Tribunales, porque falseó las cuentas presupuestarias del Barcelona en sus últimos años como presidente.
Delirante. Inaudito. Y todavía toda esta gentuza utilizan al club, al equipo de los amores de millones de españoles, para pedir la independencia de España, “que les roba”. El delirio, el esperpento. Surrealismo puro, producto de una sociedad catalana absolutamente putrefacta por los acontecimientos nacionalistas.
Me recuerda el caso de la enorme película, la última del gran Berlanga, llamada “Todos a la Cárcel”. Pero no en la modelo de Valencia, sino en la de Barcelona, aunque ahora la van a derribar, como el “seny” del Barça.
Sinceramente, no tengo ningún sentido nacionalista. Así que ante semejante estado de la Cataluña actual, pido la independencia de Cataluña por necesidad imperativa. Quiero ir al Camp Nou, pero con pasaporte.
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