EL CREPÚSCULO DE LOS EX DIOSES

No sé si Vicente del Bosque e Iker Casillas habrán visto en su vida ‘Sunset Boulevard’ o ‘El crepúsculo de los dioses’, título estúpido español de la obra maestra de Billy Wilder. Me temo que no. Si la hubieran visto se darían cuenta de que están haciendo el ridículo más patético de la historia del fútbol español, tras ser protagonistas o estrellas de un Mundial y una Eurocopa -la primera es de Luis, perdón-. Como Gloria Swanson y Erich von Stroheim, en el film de Wilder, ni se han dado cuenta de que están en el «fútbol mudo» y que jamás volverá su mundo pasado. Nunca volverán a ser lo que fueron. Patético, dantesco.

Ambos ex-dioses, en el crepúsculo de su carreras, no han sabido apartarse y subir a lo cielos con una ascensión a lo Jesús, cuando hasta el hijo de Dios se apartó para dejar protagonismo a San Juan. Muy al contrario han preferido la avaricia de los millones de sus contratos y el de la estulticia de la eternidad. Ambos son producto de la soberbia, de la ira, cuando llevan ya más de tres años en el patetismo futbolístico. Ni se dieron cuenta que en el Mundial de Brasil ya fueron como ‘los otros’, en la película de Amenábar.

El resultado es que los mejores jugadores del fútbol mundial dependen de ex-dioses del fútbol. En estos últimos tres años, Eric von Del Bosque ni siquiera ha sabido formar un equipo, conformar un conjunto, definir una estrategia, se deja columpiar por los jugadores de calidad. Ni siquiera se deja amortizar por las coordenadas que le dejó el gran Aragonés.

Es un perezoso técnico, incapaz de releer situaciones con imaginación. Que estén Cesc y Pedrito en la selección es una demostración de la pereza del seleccionador. Que siga Casillas es prevaricación, dada su temporada ridícula en Oporto. Nunca ha apostado por los nuevos valores. El efecto Lucas Vázquez es disimular su torpeza. Se refugia en Nolito, un jugador de imaginación vieja. Jamás se atrevería con Asensio, Deulofeu, Tello, Muniain,…

Prefiere, como técnico acabado, lo ya conocido. Es el Marqués de Salamanca en Francia. Mi mono y yo podríamos ser magníficos seleccionadores con ese equipo a base de De Gea, Piqué, Alba, Busquets, Iniesta, Silva y Morata. Son nuestra única esperanza para millones de españoles, mientras, tenebrosamente, los ‘ex-dioses’ Casillas y Del Bosque se mueven entre fantasmas del pasado para regresar al fracaso.

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