Los corifeos de Zidane y Ronaldo dan pena. Son como las «ranas» de Dionisio. Hemos leído y sonreído cuando con pieles de león se lanzaba una vez más a Ronaldo hacia el Olimpo, como nuevo César. Pero han bastado unos días para comprobar que el luso ha tenido varias opciones de ahorcarse, con su partido fantasmagórico. Con un gol en claro fuera de fuego, al estilo del Barça de Villar, y un penalti errado, que dejó a su equipo como un cangrejo en pleno concurso de baile. Escribí incluso el día romano. Ronaldo es un fantasma del pasado y nadie quiere darse cuenta, entre tanto tonto contemporáneo.
Vamos con Zidane, metido ya en plena tormenta blanca. Zidane, como dije desde el día del Betis, es un puñetero desastre, destrozado por esos sofistas mediocres de los piperos. Ni tiene sistema ni imaginación ni ciencia. Es tan sólo un retrato del pasado. La imagen de un gol de Champions. Las distancias entre líneas, los despistes tácticos y la naturaleza errónea en apoyar a sus «apadrinados» como Jesé e Isco le han llevado al desastre más absoluto. En Málaga ha sido el peor partido de su corta vida blanca.
Poco a poco, hasta la maldita imagen de Benítez emerge lamentablemente, a pesar de que ha sido castigado por el madridista a las galeras, por sólo decir unas cuantas frases que son verdades como puños. Así que llueven las pedradas al Rolls Royce de Florentino, con Zidane de conductor. Por atacar a Benítez, al que no dejaron ni vivir, el mismísimo francés de «rien» le atacó con la apariencia física del equipo, en un ataque de pésimo compañero, de traidor de una profesión que no domina y de la que dudo que pueda dominar algún día. ¿Que diría del físico de la segunda parte de este mal equipo de Zidane? Pero los piperos reducen su discurso a la ley del embudo, en su indigencia intelectual. Uno me cae mal, hay que echarlo; otro me cae bien, aunque me quivoque, como en el patético caso de Ancelotti. Siempre eligen a los mediocres. Y hay una razón superior.
Y en Málaga no perdió el Madrid, gracias a Keylor Navas y a que el Málaga no tenga un goleador, porque Ramos y compañía fueron de la cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte de Málaga y pasearon la procesión mediocre en La Rosaleda. Insisto. Ramos y Cristiano son los culpables de una a una de todas las expediciones blanca, siempre abocadas al fracaso.
Al Madrid de Florentino, una temporada más, ya no le queda nada. Se tiró la Copa como una mierda por el sumidero; la Liga ya está absolutamente perdida. Queda la Champions. Pero si el Madrid gana la Copa de Europa , con este Zidane y Ramos y Cristiano como capitanes, se habrá producido el mayor milagro de la historia de la humanidad. Sería como una confabulación con Belcebú. La conspiración del diablo.
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