EL FUTBOL DEL AÑO QUE VIENE

Es una perspectiva palmaria, depresiva, pero parece realista que no  se volverá a jugar al fútbol hasta el año próximo, incluso con algunas de las perspectivas más optimistas.

Los riesgos para la salud pública son demasiado grandes para la reunión masiva de fanáticos en los estadios y, de manera significativa, para los fanáticos que se dirigen a los estadios.

Para mí, no tiene ningún sentido volver a jugar fútbol hasta que las personas no puedan verlo en los estadios, con toda su grandeza. Lo de la televisión es para mentes vacías. Y que no se nos olvide nunca que el fútbol sin aficionados en los estadios es absolutamente nada.

Resulta absolutamente patético el hecho de que la mayoría de las principales ligas de Europa ahora, en estos momentos, se animen a jugar a puerta cerrada, sólo por la conveniencia sucia y la codicia de unos dirigentes millonarios y las televisiones que juegan con el espíritu y el alma del juego.

Podemos decir entonces, que las Ligas, las Champions, todo el envoltorio lunático se organiza en beneficio de las televisiones y de los desaprensivos directivos de federaciones, asociaciones y clubs. La lacra del fútbol, porque la televisión es un término abstracto, diseñado para oscurecer y estigmatizar.

Eso era lo que mantenía todo el tinglado en marcha, con esas ofertas televisivas, con las suscripciones excesivas e indignas que los emisores pueden recaudar, con la publicidad que pueden vender. El dinero sólo llega de los aficionados.

Organizar partidos a puerta cerrada parece patético. Es lo que nadie quiere, solo los fariseos del fútbol, los dirigentes. Ya no vivimos en un mundo feliz en estos días. Todo lo que tenemos son decisiones desagradables. Y jamás se olvide que ningún partido de fútbol vale el coste de una vida.

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