EL HUNDIMIENTO DE MESSI

Messi ha perdido su batalla con Maradona. Como si estuviera este último haciéndole vudú. Francamente, este Mundial ha significado el hundimiento de Messi, agravado por haber perjudicado gravosamente a su equipo, el Barça, a costa de una preparación hipotética que ha resultado catastrófica. Siempre diré que Messi ha sido el mejor jugador que he visto en mi vida, pero se ha gastado como una vela, poco a poco, sin poder de recuperación. Esta final es el hundimiento de Messi. Lo siento. Es miserable. Darle el ‘Balón de Oro’ es como un premio, un consuelo. El premio del fracaso.

La final la ganó el mejor. Alemania ha sido superlativamente mejor que todos. Sólo fallo en la final. Gran fracaso de Löw en el último lance. La lesión de Khedira les descompuso, le ofuscó hasta el punto de cometer graves errores. Luego hablamos de ello. Primero hay que escribir sobre el sibilino, asqueroso y culpable arbitraje de Rizzoli, gracias a Grondona.

Permitió y solucionó muchos problemas del juego de Argentina, todo lo que le comprometía como equipo inferior. Debió expulsar a Mascherano, a Agüero, pero no pasó nada. Luego, apareció Götze. Justo como Iniesta. Son dos jugadores atractivamente parecidos. Los dos goles, tanto el de Iniesta como el de Götze, llegaron casi en el mismo minutos de la prórroga. Pero para ser sinceros, el gol del alemán era más difícil de incrustar en la red argentina. Fue como la bala de plata al lobo, al corazón de la patria argentina. Pero creo que la suerte y la FIFA han sido demasiado generosas para Argentina.

Löw se empeño en Klose. Lo que obligaba a Müller, su máximo goleador, a conformarse con centrar desde el lado derecho y donde Klose ya no llegaba a nada, como es ya un ex-jugador. Mantuvo a Özil en una horrible forma. Colocó a Kroos demasiado forzado en el costado izquierdo. En fin, ni un sólo acierto, porque la inserción de Götze, tan decisiva, llegó demasiado tarde. Pero, a tiempo, al fin y al cabo.

Argentina sólo trató de burlar al fútbol con el miedo, la racanería, la estulticia de la drogodependencia de Messi, que fue una sombra de sí mismo. El pecado iba con su penitencia. Pero, en definitiva, Alemania fue una vez más una prisionera del calor, de la humedad de Maracaná. Una autentica kryptonita para el fútbol germano. Del fútbol de este Mundial. Hasta la final fue la peor de hace muchos años.

Tanto como los mediocres comentaristas de Mediaset, en una emisión de este Mundial tercermundista. Ni HD ni profesionalidad. Una vergüenza en do mayor.

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