Diego Costa no marca un gol en los últimos partidos. Ni uno solo en este nuevo año. Por tanto, no hay que profundizar en otras cuestiones. Es el auténtico motivo de que el milagroso Atlético de Simeone haya perdido la enorme ventaja psicológica que hubiera sido ponerse de líder tras el desgarrón azulgrana en Valencia. Ahora, el cholismo se queda tan sólo en el auténtico líder del Manzanares.
Sin goles no hay paraíso. Actualmente, el Atlético sólo marca de córner y eso es fatal. Se dice que ha bajado hasta las profundidades en el juego de conjunto. Es posible. Pero veo a un Atlético en las últimas jornadas demasiado desquiciado, como si le hubiera entrado el estrés de la ansiedad por el éxito. Es un Atlético más cansado psíquica que físicamente. Un equipo herido en su genes más sobresalientes. Aunque, efectivamente, el peso específico del tortuoso enero sea un suplicio para un Atlético con plantilla corta y muy limitada.
Rakitic transforma su penalti ante Courtois. (Foto: Efe)
También pienso que el asunto de "vamos partido a partido" provoca una tensión, una angustia innecesaria. Lo que pareció una magnífica idea ya no lo parece tanto, porque genera cansancio mental. Así de simple.
Ni de lejos el Sevilla ha sido el equipo que más problemas le ha planteado al Atlético. Pero Emery responde a unas ideas inteligentes y se vio perfectamente hace unos días cómo hincarle el diente a un estresado Atlético, cuando a éste le costó un mundo apear al Valencia de la Copa. El Sevilla estaba fresco física y mentalmente. Se aprovechó de ello.
Quizá Simeone debe inventarse otras estrategias cuando su equipo se emborracha de balones largos y frontales, cuando desprecia jugar un poco en el centro del campo, cuando marcha con ventaja, en los segundos periodos, por encima de todo. Simeone no es perfecto. Por supuesto. Pero como he dicho antes el problema es Diego Costa. Sin goles, no hay Atlético y no quiero meter el dedo en el ojo de Villa. Ni siquiera en la tontería que hizo Juanfran.
El Atlético estará estresado, pero el Barça parece aún peor. Sin fibra, sin velocidad, sin tino. No veo a Messi como ellos dicen que lo ven. Su volumen corporal le ha hecho otro jugador, sin la chispa de entonces, pero eso ya lo escríbí el día en que el Atlético se quemó ante un Barça menor. Para el cholismo quizá mirar desde las alturas del liderato produce vértigo.
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