EL MADRID DE LA GRACIA DIVINA

Un Real Madrid en estado de gracia es capaz de resucitar a Casillas para que incluso pare un penalti, en un momento decisivo del lance, tras haberse tragado un gol que recuerda a la peor de sus pesadillas. La Gracia Divina convierte a Cristiano en doble goleador, cuando había hecho un partido infame. O incluso con Benzema, que se redime con el pase final a Ronaldo, cuando había sido un delantero estorbo.

Da igual que su centro del campo, con un Kroos absolutamente desgastado, al borde de la desesperación física, haga el peor partido desde que está en el Real Madrid. Da igual que Isco sólo se refugie en su belleza técnica personal, cuando en el centro del campo le pasan los rivales como aviones, o como Illarra haga el perfecto ridículo, con pases siempre al pie contrario, por ejemplo, a la pierna derecha de Bale. Da todo igual. Es el nuevo espíritu santo blanco como la paloma, el ‘marqués del grillo’ quien ilumina al equipo.

Lo que no se dice que todo da igual, porque el Almería, pese a su mejor partido de la temporada, es un torpe equipo, de jugadores basados en un presupuesto ínfimo, ‘carne de cañón’ para los 19 rivales de Primera. Incluso sufren el castigo de que se les aparezca el ‘ángel exterminador’ resucitado. Increíble. Para darse bofetadas con su propia pobreza.

Pero es la gracia divina blanca. Aunque es cierto que la benevolencia gratuita por parte de la providencia no salva al Madrid de un cansancio absolutamente preocupante. Con Ancelotti de ‘espíritu santo’ en esta de gracia, se hace imposible culparlo de que lleva al extremo a los titulares. Y lo que es peor, con jugadores en posiciones equivocadas. Como los tres del centro del campo. Illarra es un petardo si no juega como ancla. Kroos jamás será Busquets. E Isco es un guardian del centeno de los de Podemos. Es como Curro Romero, pero en barato. Ancelotti  no hizo cambios de sus titulares hasta que no murió el partido.

Insisto: veo al Madrid muy cansado. Pero me dirán que sufro de alucinaciones. Ese equipo que habla con Dios necesita aire fresco en el centro del campo. Algo imposible. Porque Khedira engaña a todos con su contrato con el Bayern. James no es centrocampista. Y menos mal que los figurantes del Mundialito ‘berebere’ son de risa. Como decía un buen periodista, si ganas el Mundialito es lo normal, pero si pierdes se convierte en un fracaso.

Un fracaso como lo de Bale. No sabe cabecear, no sabe jugar al fútbol. Irremediablemente hay que traspasarlo, aunque sea por menos de la mitad de lo que ha costado, como decía un avispado detective de fichajes. Algo es algo. Aunque sea para el Manchester United. Que se vaya. Estamos en un mundo donde lo que vale es Podemos-Ganemos o el espíritu santo en forma de Ancelotti, con caramelos ácidos incluidos, como el de anoche en Almería. Como decía Churchill, la democracia proporciona el bien de que cada país obtiene lo que se merece.

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