En este país paranoico en que Bertin Osbourne presume de ser un 'crooner', cuando es una felicidad que de una nota afinada, llega el punto onírico más recalcitrante cuando acudes al Bernabéu y te das cuenta que el el equipo más famoso del mundo ya no juega en casa. Abuchean al entrenador en las presentaciones, mientras se satiriza el saludo, por ejemplo, a Bale. Y, al primer error, los pitos se vuelven como gritos infernales hacia los jugadores. Ni uno solo puede fallar un pase. Al contrario, cada combinación del equipo que se suponía como visitante se celebra con regocijo en la grada. Es surrealista acudir actualmente siempre a las cuatro de la tarde, castigando a toda los que vamos al fútbol para que los chinos vean el partido en excelente horario. Es delirante.
AFP
El club número uno para la revista 'Forbes' es sólo carroña para los buitres de la prensa, con los cuatro diarios deportivos en contra y conformados como boletines oficiales de propaganda justo del equipo que no quiere ser español. El Bernabéu es un esperpento para el Real Madrid de esta era decadente de Florentino Pérez. Es la 'caída de los dioses' como en la imágenes decadentes de Visconti.
Lo increíble es que este Real Madrid empieza a conformarse a jugar fuera de casa y casi se ha adaptado a los gritos, a los insultos, a los silbidos, que siempre van hacia los mismos.
Pero mucho me temo que no es culpa de Rafael Benítez que Ronaldo sea un fantasma de sí mismo. Que James esté gordo, lento y desprestigie a los que le ven como un futuro Balón de Oro. Por no hablar de Benzema, que no mete un gol ni al arco iris, amén de que está sentenciado a la cárcel . Por no hablar de la baja forma de Modric, que ha bajado a las catacumbas o el absolutamente desconocido Kross. Me temo que eso no es culpa de Benítez. Pero le condeno, porque no tiene los huevos de quitarlos .Ni tampoco decir la verdad. No puede señalar a un colega. No puede decir que este equipo ha tenido dos años de vacaciones. Sin ser entrenado, ni ejercitado, mientras Ancelotti se convertía en un déspota nepótico. Los que mandaban eran Casillas, Ramos y Ronaldo. Un triunvirato que era una dictadura, mientras Ancelotti era para ellos una figura decorativa, familiar, un osito. Eso sí, Ancelotti era muy cuidadoso con la prensa. Su gran valedora y la que ahora no tolera que se la contradiga, como vulgares decadentes gurús de los viejos mantras reaccionarios.
Tengo informes de muy buena fuente de que los dos años de Ancelotti han sido la ruina física de más de ocho jugadores fundamentales del Real Madrid. Expuesto a todo tipo de lesiones. Cadáveres físicos. La prueba irrefutable es Kroos. Los primeros partidos en el Madrid, sus cinco primeros meses, recién llegado de la disciplina física del Bayern, fueron de un calibre soberbio. Ahora es como una alma en pena que deambula por el centro del campo. Ni crea juego ni lo destruye. Es otro cadáver de Ancelotti.
Pero para los piperos con tan sólo unos partidos todo se cura y que Benítez ya ha debido de ejercer de Lázaro. La gran pregunta es saber si le va a dar tiempo a resucitar este 'muerto', que empezó justo su agonía, recién ganado el Mundialito.
Mientras, para el Madrid, 'su casa no es un hogar', como la cruda novela, película y maravillosa canción de Burt Bacharach. El Atlético perdió en Málaga de una manera ignominiosa. Nadie dijo nada. El Barcelona empató milagrosamente en casa ante el Deportivo y no hubo ni una puñetera crítica. El Madrid venía de ganar diez goles a dos al Rayo y parecía que jugaba en el infierno. ¿Campaña ante Madrid? Bueno, comparado con la propaganda de los soviets, esto del Bernabéu no es nada, claro.
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