Por buena o mala costumbre, derivada de mi padre periodista anglófilo, leo el Times de Londres desde la pubertad. Esta mañana, en el Sunday, mi conocido Jonathan Northcroft ha escrito un artículo que ‘incendia’ al Real Madrid. Hasta llamarle una auténtica ‘madhouse’, una casa de locos. Acusa al ‘amigo’ de Florentino Pérez, que no puede ser otro que el inútil de José Angel Sánchez, de ser el provocador de la muerte de Rafa Benítez, con aparentes y sugestivas sentencias que comunicaba al técnico, procedentes de la presidencia. Por ejemplo, la alineación de Benítez el día de su defunción contra el Barça. El artículo lo titula, como la novela de Tom Wolfe, La hoguera de las vanidades o el club más rico del mundo, imposible de dirigir.
Tras el fiasco de Sevilla, todo me recuerda al genial relato de Edgar Allan Poe, Nunca apuestes tu cabeza al diablo. Florentino apostó su cabeza al diablo, como en el relato de Poe. Para salvar su cabeza, jugó con el demonio y éste se ha presentado aceptando su apuesta, en la persona de Zidane, un indigente entrenador, que ya había fracasado en el Castilla, pero que vendía ‘glamour’, asimismo, en francés.
Cuando escribí que Zidane no era el mesías del Madrid recibí críticas y dije lo que siempre digo desde los tiempos de Ancelotti. Es imposible que con una estrella marchita, en su ocaso, como Ronaldo, que en lugar de llamarle tontamente ‘el bicho’ habría que decirle ‘el virus’, con Modric y Kroos, que no recuperan un balón, y con las rémoras de Isco y la increíble mediocridad de James, el Madrid estaba sentenciado llanamente al fracaso. En este momento, con esa ‘chatarra galáctica’, ni con Guardiola, Klopp y Mourinho juntos se podría arreglar un conjunto de vergüenza, capitaneado por Ramos y presidido por Florentino. Ya dije que el presidente, al echar a Benítez y poner a Zidane, se había pegado un tiro en el pie.
La carcajada del diablo se debe de oír hasta en Liverpool. Si Benítez llega a dirigir este partido, ante un ‘muerto’ Betis, que no era el Villarreal precisamente, un Betis que no metía un gol ni al arco iris, y que no ganaba nunca, al técnico madrileño le matan con periódicos, con tiras de críticas, ahorcándole.
Pero es Zidane, la gloria de la mierda. Siempre recordaré que me condené por fiarme de la palabrería francesa, al pedir en un restaurante caro de París, ‘les fleurs de mon jardín’. ¿Saben qué contenía el plato? Lechuga, sólo lechuga. Como el inútil de Zidane, que lleva el equipo a las cloacas.
Dirá Florentino que son negocios del cielo, pero no se puede aplacar a una jauría que sólo quiere devorarte con una ‘fleur de mon jardín’. Por cierto, que un amigo de la música, me dice que a los gurúes del fútbol habría que llamarles ‘los juritontos de la Isla Perejil’, porque es isla a la que hay que defender. El Madrid, como el diablo, clama: «Mi reino es la ausencia de la luz, incluso del alma».
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