REAL MADRID 2 2 BAYERN MUNICH
Cualquier madridista se sentía como James Stewart en “Vertigo”. Miraba hacia ahajo y solo veía su caída hacia el abismo. Pero, ¿a quién pueda dudar de que el Madrid es el cristo de la Champion?. Ni Hitchcock hubiera podido construir una trama como la de este partido. Vertiginoso, traumático, taquicardico. Le decía a un amigo blanco que ni se preocupara, el Madrid iba a superar la eliminatoria. Porque el fútbol ya no es «un juego en que siempre ganan los alemanes». Es un juego que ha inventado el Real Madrid. La Santaflor de Zidane no podía fallar en esos precisos momentos. Es como llaman los ingleses el “lucky loser” de siempre. Es un perdedor con mucha suerte.
A pesar de que no pudo hacerlo peor Zidane. Alineación errónea, con un Lucas Vázquez de lateral, con Ribery y Alava siempre haciéndole pasar las de Caín. Con un centro del campo, donde sin Casemiro, el Madrid era un simple pasacalles. Con Ronaldo, en los días más negros de una eliminatoria de Champion.
Da igual. Aparece el «ungido del dios del fútbol», el soberano Z. Z. Top y, entonces, Benzama logra dos goles, Keylor aparece como Buffon. Y Ramos sostiene la fortuna como en una partida de poker. El Bayern era la mismísima cara del perdedor de poker, desde el momento, en que un membrillo con configuración errónea de meta de fútbol, llamado Ulteich concede el mayor regalo que se recuerda en los anales de una semifinal. Estaba escrito que el Real Madrid lograba su tercera final consecutiva, cuatro en cinco años, el récord de los récords.
El Madrid sobrepasa ya la leyenda en el fútbol mundial. Es un maquinador de éxitos en Europa, en el Mundo. Es incluso más que el club del siglo pasado como se empeña su presidente. En las leyendas hay milagros, presencia de criaturas féricas, como las hadas que impulsan a Ronaldo, visiones heroicas del mundo del fútbol. Los mitos se ocupan de los dioses, la leyenda del Madrid se ocupa de hombres que representan el arquetipo del héroe.
El Madrid se ha impuesto incluso al grado tenebroso que representa la figura de Zidane. Algo así como el mal cuento de la leyenda. El Real Madrid puede con todo, incluso con Zidane. La marca Real Madrid ya es como Apple, Coca-Cola, Sony, Nestlé o BMW, ya que se trataba del Bayern. Quizá incluso más que todas ellas. Se dice que los primeros inventores de los “trademarks” fueron los mismísimos herreros que dejaban su firma en las famosas espadas del imperio romano. No hay que irse tan lejos. El Real Madrid deja su huella en cada Champion, en cada final, desde hace ya muchos lustros.
¿Cuantas finales de Copa de Europa ha perdido el Real Madrid?. Uno recuerda tres, que he vivido, con mi padre Ruango o conmigo mismo. Recuerdo la final con el Benfica de Eusebio, que acabó con la era Di Stéfano. La final con el excelentísimo Internazionale de Helenio Herrera y su invento del “libero”. Y la más desdichada de todas, la de París, con el final abrupto de los García y el milagro de Boskov. Pero ha ganado doce de las quince finales que ha jugado. Así que la ucraniana de Kiev debe ser sólo otro soplo de viento que impulse aún más la leyenda secular del Real Madrid.
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