Suponer que el Atlético trataría de darle el título al Madrid era como pensar que los yihadistas se convirtieran al cristianismo. Y si hablamos de religiones, el Madrid se va nuevamente al purgatorio, como cada año, en su estado transitorio de expiación de sus pecados más o menos veniales. En pura teología no es el infierno, pero las posibilidades de indulgencias con este equipo de Ancelotti son mínimas.
Hasta los gurús están de acuerdo que el Madrid actual tiene una plantilla, como muchas de sus figuras, bastante vieja, con un espectacular desbarajuste en las posiciones del centro del campo y un técnico en absoluta decadencia, un cadáver como entrenador, que sólo se defiende a base de levantar la ceja izquierda. Me parece muy poco.
No sé los críticos que todavía piden la continuidad del ‘cadáver exquisito técnico’ Ancelotti. No entiendo cómo no les da vergüenza seguir defendiendo a un técnico que sólo ha devaluado la entidad de los jugadores de la plantilla, que en dos años no ha logrado ni un estilo de juego, ni una idea clara y ni siquiera lograr principios básicos como el ajuste en el terreno de juego y la presión. En fin, podría escribir un compendio táctico, técnico y sentimental.
Ancelotti, en el palco de Cornellá. (Foto: Efe)
Los que le defienden son los mismos, exactamente los mismos, de ese 60% de madridistas reaccionarios que defienden a Casillas, que creen que Ramos es Beckenbauer y que Ronaldo es el mejor jugador del mundo. Amén de ese par de jugadores sangría, increíblemente mediocres para el centro del campo como James e Isco. La prueba del algodón es que el Madrid trate de sacar dinero de ambos. Nadie los quiere.
Ese es el grave problema para que el Madrid logre las indulgencias. Para solventar el problema de una plantilla devaluada. Sólo podrían vender para lograr suficiente dinero para renovar la plantilla a tres jugadores: Varane, Kroos y Bale. El resto, ni poniéndolos en plan ganga, incluido Ronaldo, con más de 30 años, los querría un equipo con dinero. Ese es el estigma que ha creado la devaluación de jugadores en el club del ínclito Ancelotti. El Madrid no va a vender a Varane y Kroos, pero desde luego puede lograr 120 millones de euros por Bale.
La información es muy buena, de gran fuente. El periodista Duncan Castles se nutre de lo que le cuenta Mourinho. Que como ustedes imaginan tiene tres o cuatro jugadores que le cuentan todo lo que pasa en el Madrid. Al parecer, como se suponía tras sus declaraciones, Jonathan Barnett, el manager de Bale, un ejecutivo serio y prudente, ya le ha comunicado a Florentino Pérez que Gareth Bale quiere irse. Es una decisión final. Su mujer, su familia, no se ha adaptado a Madrid, él tiene problemas para aprender español y encima esos pitos de un público incomprensible le han convencido de que debe marcharse. Barnett le ha dicho además a Florentino que no se preocupe, porque como mínimo le asegura 85 millones de libras, más de 100 millones de euros. ¿Quiénes están en la puja? Mourinho trata de convencer a Abramovich pero el magnate ruso no quiere pagar tanto. La puja está entre el Manchester United, el Manchester City y el Arsenal de Wenger. Es decir, los tres equipos que esta temporada han sido un fracaso.
En cuanto a la verbena del terreno del Espanyol, pues ya sabemos, qué bueno es Ronaldo contra esos equipos tan débiles y cómo con ellos sí puede ganar. Es como la mentira de Ancelotti como técnico. Florentino Pérez está rendido, desconcertado. Creía que Zidane iba a subir al Castilla, brillar, porque era el sustituto natural de Ancelotti. Ante el fracaso de su Zizou, ni siquiera atiende a informes solventes de la enorme ambición como entrenador de un sobresaliente, Roger Schmidt, el gran entrenador del Leverkusen.
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