LA FINAL DE LOS PAPAS

Argentina ni siquiera puede presumir de que está en la final del Mundial por tener a Messi, el mejor jugador del mundo. El lance de la semifinal de Sao Paulo fue tan mediocre, mediocre que sólo la tanda absurda y pérfida de los penaltis dilucidó quién será el finalista de este Mundial, que insisto que es el peor de los últimos 30 años.

Fue un partido de equipos que han vivido de su mezquindad en la competición. Desde los octavos, Argentina sólo ha hecho dos goles con el balón en juego y Holanda, como la albiceleste, vivía de los penaltis. Que hayan llegado hasta donde han llegado es un subterfugio de la fortuna. Han sido dos selecciones rácanas, perversas, miedosas, capaces sólo de la traición del contragolpe, a pesar de tener a Messi y Robben, dos de las superestrellas de este Mundial.

Ya ni me vale la frase de que "dios es argentino" en el mundo del fútbol, porque ya hasta el Papa es argentino, pero también alemán. Esa ha sido la ruleta de la diosa fortuna. Nada más que eso. Argentina no juega a nada. Ni tiene ataque a, pesar de los Agüero, Higuaín y compañía y todavía depender de Demichelis es algo peligroso, cuanto menos. Messi no luce. Lleva tres partidos en el limbo de los justos. No hace ni un sola jugada de gol. Si no recuerdo mal, en este semifinal sólo disparó una vez a puerta, cuanto ejecutó su penalti.

De Holanda, que asombró al mundo por meterle cinco goles al campeón del mundo, su Mundial ha sido miserable, pobre. Casi no pudo con México tampoco con Costa Rica y la libreta de Van Gaal incluso se borró al no utilizar su "manitú", el efecto Krul, en forma de meta. Por lo demás, Holanda es un equipo defensivo, al amparo del talento de Sneijder, que ya no podía con las botas, de Van Persie, que jugó enfermo y de Robben, que hizo su peor partido, justo en el más importante. Porque el fútbol es tan realista y tan perverso que frente a España no fue el partido más importante para Holanda, aunque la naranja se comiera al Naranjito. Holanda siempre será peor que la famélica selección de Del Bosque, en aquel día que la Armada invencible del fútbol español sufrió la más descarada y deshonrosa derrota de toda su historia, muy posiblemente.

El fútbol es realista y también surrealista. Los argentinos pensarán que aún es posible ganar la final a los alemanes como sucedió en México. La clave es Messi. ¿Asumirá como Maradona el papel de mejor jugador del Mundial? Sinceramente, no lo parece. 

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