EL RIDICULO MUNDIAL DE FLORENTINO PEREZ

Sólo el estulto sentido de superioridad, del imbatible coloso con los pies de barro, ha dejado al Real Madrid, en pocos meses, en una situación de ridículo mundial, desprestigiado y minimizado por la absurda apuesta del autócrata presidente blanco, que en su soberbia se creía que iba comprar por dinero a un jugador de un  equipo como el PSG, propiedad de un estado millonario  que escupe dinero tanto como sus propia dictadura.

Mbappe es un vehículo más de propaganda de un régimen asqueroso dictatorial, capaz de haber sido el primer estado en reconocer al nuevo gobierno de los Talibanes en Afganistan. Es el cacique de Doha el que ha dejado en el desierto a Florentino. Y como mala consecuencia al Real Madrid.

¡Que presunción más nefasta del presidente! Hasta el punto, que mucho madridistas ya exigen la dimisión de un presidente que parece un falso dios endiosado por su faraónica sensación de poder. Florentino ha devaluado la moneda del Real Madrid hasta el peso venezolano. Y para conformar a unos dóciles socios que se cree que tiene adormecidos, ficha en sustitución, como venganza ridícula al PSG, a Camavinga, un jugador de tan sólo 18 años, que fue una sensación en un momento, pero que en su último año ha sido ridículo, mediocre y deprimido. ¿En que manos está el Madrid para fichar a jugadores?. Un fichaje caro y estúpido para una promesa. 

Y, encima ahí tenemos a Ancelotti para ser el pacificador. Un técnico al que echó Florentino como el mismo decía por gandul. Pero es lo suficientemente obediente para los delirios del presidente.

El hombre que hizo grande al Madrid está al borde del precipicio. Ahora sólo se escuda en la estúpida obra faraónica del “nuevo Bernabéu-Pérez” . Mientras por la absurda obsesión por Mbappe, ha dejado al equipo con una plantilla irrelevante, una plantilla coja y de muy dudosa calidad. Lo que que tienen más calidad son los viejos.

En fin, otro monumental error de Florentino, tras la SuperLiga europea, que deja al Madrid fuera de la ley de la UEFA, de la FIFA, mientras los granujas directivos del mundial de Qatar han cubierto de arena del desierto al que se creyó el rey de Europa del fútbol. La soberbia es uno de los peores pecados capitales. 

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