REAL MADRID | 2 | 2 | SEVILLA |
Fracaso estrepitoso del Sevilla, que no tuvo ningún encanto especial. Bajó a las catacumbas. Con un Real Madrid absolutamente extenuado, varado hacia su irrelevancia física, con un Var más que generoso con el Sevilla, al borde de la prevaricación con el más que sospechoso González González en la sala televisiva, el inútil de Lopetegui no hizo perder a su equipo de milagro.
El Sevilla apareció como “dominatis” del juego, pero con un juego vertical, parsimonioso, estéril. Incluso pensé que era un chollo para un contragolpe del Madrid. Así fue. Un cabezazo de Benzema fue anulado, purgado, por el pelo de un piojo. El contragolpe achicó al Sevilla y volvió a jugar como un equipo menor.
Fue una pena que Vinicius perseverase como triste bufón en el área, con “gags” cada partido más delirantes. El Madrid se pudo poner fácilmente por delante, porque aun con el deposito semi lleno, Casemiro y Kroos se adueñaron del partido. Tuvo mucha suerte la “sevillana” miedosa.
El segundo tiempo de Lopetegui, que es muy mediocre y que jamás ganará nada, fue aún a peor. Se creyó que con el gol de Fernando se iba a garantizar la victoria. Todo lo contrario, su obtuso encierro en el área, dio mucho respiro a un Real Madrid, que tenía que correr menos. Hasta con un Modric muy positivo, dispuesto a salir en parihuelas.
Llegó el magnífico gol de Asensio y el Sevilla fue aun más desastre. Bono creaba un miedo en la meta desproporcionado. Navas ya no podía con su pequeño junco cuerpo. Suso es jugador de futbolín y Ocampos en su simulacro de los que fue en el inicio de la Liga. Pensé incluso que el Sevilla estaba más “mortis” que el Madrid. Imposible, pero era la lógica del complejo, la “madriditis” de Lopetegui, incapaz de ganarle nunca un partido.
Y sucedió el retruécano, la carambola la mano absolutamente inocente de Militao, con el penalti penalti a Benzema, por el ridículo Bono, que cantó como con el vocalista de U2. Como defendió el Sevilla el córner de los dos penaltis fue en uno de los mayores ridículos de Lopetegui.
Siguió el Sevilla confiado que con la ley del más mínimo esfuerzo iba a ganar el partido. Otro error de Lopetegui. No conoce o es torpe para saber que siempre aparece finalmente en los minutos de la prórroga esa gigantesca flor de Zidane, que atonta con su perfume a todos los rivales.
Kroos chutó, iba fuera y, entonces, rebotó en el pie de Hazard, como si fuera la típica carambola de un Zidane que así, con un punto, no perdía si distancia con Atlético de Madrid y Barcelona.
Es tan mala la Liga española que pensar que el Sevilla es el cuarto mejor equipo, es como un rebuzno a la inteligencia del fútbol. Máxime con un impotente Atlético o ese galimatías del Barça.
Así que pese a la extenuación blanca, “la inmarchitable “ flor de Zidane todavía tiene mucho que crecer en el jardín del título. El Madrid fue un mártir. Un mártir como San Acacio, que resistió a torturas del VAR inimaginables.
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