EL TIFóN SE QUEDó EN MAREJADA

Gol de cabeza de oro, como la del rubio Mathieu. El doctor bacterio, como llaman algunos a Luis Enrique, le debe al Barça el fichaje de Mathieu y esa cabeza salvadora en momentos dramáticos para el equipo azulgrana. Su cabezazo de Balaídos fue para los madridistas como clavar una estaca en el corazón del sueño blanco.

Cada jornada que pasa al Madrid le meten la soga del ahorcado. Y es tremendo porque este Barcelona es el peor desde los tiempos de Serra Ferrer, de no ser por Messi. Es un equipo que no domina los partidos y el Celta le dio un repaso en concepción futbolística, en el toque, en lo largo del contragolpe. Le faltó el gol. A veces, Nolito, al que le hicieron un penalti clamoroso, se distingue por su complejidad ante el gol. Es como si despreciara ser un "killer".

Así que el "tifón" en una placentera mañana en Chamartín no ha servido para nada. Muchos "gurús" no se dan cuenta del daño que hacen cuando magnifican hasta la divinidad estas goleadas del Madrid. Siempre contra equipos malos, flojos o absurdos como el Granada. Mira que es difícil "pelar" los granos de una granada, pero para el Madrid fue como meter el primer cuchillo y, luego, organizar un tifón con granizo sobre el equipo de Boabdil, que protagonizó Abel Resino, al que le dio el típico ataque de entrenador. Un día en que su equipo se jugaba el prestigio. Pero lo tiró todo por sorprender. Se ahogó en una bañera.

La farsa de Chamartín convierte para algunos al equipo de Ancelotti en ese "Lázaro", como si el Madrid hubiera vuelto a caer en la tierra de la abundancia. Da igual que sea el Granada o el Atlético de Madrid, cuando el resultado es tan diabólico convierten al Madrid en el mismo demonio, el diablo del gol, cuando no es más que un ángel caído.

Ronaldo juega al repóker, pero es un egoísta consumado. Y sé que me van a llover ataques por todos lados, tras marcar cinco goles, que nunca es fácil,  pero creo que ha perdido mucha chispa, que llega tarde a casi todo, por décimas, en ese relicario de su decadencia, aunque para otros sea un maravilloso depredador. Da igual. Jamás se acuerdan de que al Madrid, en estático, con esas tartanas en el centro del campo, en el pase, en la creación, como el colombiano de la autopista de oro, le cuesta crear situaciones de gol. Ni han reparado que era el Granada y sin el equipo habitual.

En fin, soñar no cuesta nada. El tifón de los nueve goles lleva al Madrid hasta la nube de los fantasmas, pero ese gol de oro de Mathieu convierte al tifón en una marejada gallega. Esa es la verdad. ¿Para cuándo el Madrid ganará un partido cuando el enemigo no juegue a pachangas y sea un equipo de calidad? Cada vez queda menos. Y que no se crean los madridistas que la verdad está en Vallecas o contra el Eibar. La solución, la  verdadera dignidad, la verdadera potencia se medirá la próxima semana contra ese satanás blanco, llamado Atleti.

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