VILLARREAL | 1 | 1 | MANCHESTER UNITED |
Es el gran Villarreal. Es el, el auténtico granador del mercaeuropeo. Una gesta en la tierra del premio Nobel Lech Walesa, que tiene un color amarillo intenso, como si el equipo de Unai Emery hubiera creado en el estadio de Gndsak en el más hermoso azulejo de porcelana amarilla de Porcelanosa.
Creo que el triunfo de la ciudad castellonense tiene el sentido de las épicas más fantásticas de la historia del fútbol español. Un equipo que sólo llega a la undécima parte del presupuesto del Manchester United, no es que le hubieran escondido en un fiordo noruego de Solskjaer. Es que le humilló incluso en una prórroga que dominó, mandó y que no tuvo la suerte del goleador Alcazer ni la imaginación de Gerard Moreno, que había sufrido el paréntesis del aterrador cansancio.
Pero había logrado que el Manchester personificara la pobreza de estilo, de verticalidad, con un Pogba, que no dejará nunca de ser el payaso en lugar de ser una estrella del fútbol. Y un Cavani, que acabó con los riñones soterrados por el insoportable peso de los treinta y cinco años.
Se demostró una vez más que poseer el dominio del juego, tratar de apabullar, pero sin imaginación ofensiva y sólo dependientes del viejo Cavani es demasiado ínfimo para un un equipo tan millonario, que sigue siendo desprestigiado por el Manchester City. Los propietarios Glazer ya están tratando de vender al club como almas que lleva el diablo.
Hay una teoría recalcitrante sobre el papel de Belzebú Ferguson, que es como el “chamán” que impide temporada tras temporada un éxito brillante del Manchester. Tendríamos que estudiar las histerias tenebrosas , como la famosa leyenda de la cabeza perdida.
El enorme éxito de la fina porcelana llega en la astucia táctica de Emery, un especialista en finales europeas, aunque no fueran Champions. Supo aguantar a un rival superior: torearle con la muleta hasta dejarlo extenuado como un toro que había embestido excesivamente a la muleta de Emery y el Villarreal. Siempre me impresiona que un equipo de peor calidad pueda acabar con un equipo superior en calidad y dinero.
Jamás me olvidaré de este partido del Villarreal, que pudo con la puñetera aristocracia de la sórdida manipulación inglesa. Además, porque rondó el surrealismo del fútbol más sobresaliente, capaz de provocar finalmente lágrimas de pura porcelana. Ahora, De Gea, español, será el chivo expiatorio de los insoportables ingleses, pero el Manchaester es el gran fracaso de una final que no supo jugar.
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