BARCELONA | 1 | 0 | ESPANYOL |
Una vez más, el Var parecía que se convertía en el verdugo del Barcelona. La expulsión de Ansu Fati, con ansiedad manifiesta porque ya no le comparan con Pelé, era más que justa. Pero en el Español nadie se creyó la proeza y una vez más el Var resucitó al equipo azulgrana. Luego, el gol de Luis Suárez, que cojo y todo, siempre está en el lugar del “canibal del gol” y el Español bajaba a los infiernos.
Todo ello en un penoso partido del simulacro de equipo de Setién. Lento, absurdo, perdido en el juego y roto en esperanzas, con un final asustado, salvado por el posible penalti de Vidal y hundido por un rival que ya se sabía condenado.
El problema es que el Barça por rabia y orgullo puede hacer lo de Villarreal, pero lo paga físicamente hasta un cansancio dramático, como quedó ridiculizado frente a su enemigo de la ciudad.
Messi juega desde hace muchos partidos sin su lámpara maravillosa. Juega al trote o sólo anda. Su estado actual es francamente lamentable. Sólo quizá sueñe con su Rosario natal para que le llegue algún de los viejos milagros.
Ese el extremo problema no admitido del nudo gordiano del mediocre equipo que ha hecho el mediocre Quique Setién con ese Sarabia, que habla y habla con la mascarilla puesta y no lo miran y mucho menos le hacen caso esos jugadores rebeldes ante un bocazas del fútbol, una especie de Simón del desierto buñueliano, predicando en el césped. Un primerizo que se cree que se ha inventado el fútbol y por eso está en el Barça. Todo en el envoltorio de Setién es absolutamente surrealista.
Así que el Gato Perico se ha muerto al comprarlo un chino. Una vez más el odio del Barça le ha mandado otra vez a Segunda. Las perspectivas de supervivencia del club con marca española son lamentables.
Nadie sabe lo que el chino va a hacer con un equipo en Segunda. Máxime cuando vayan a Cornellà “les quatre gats”, que decían los viejos barcelonistas de su pobre rival.
Pero el club de marca española, con infinita constancia siempre se opuso al nacionalismo de los primeros tiempos del Barça, aunque fuera un suizo llamado Gamper el que había creado el club.
Tanto se radicalizó el Barcelona de los años del siglo XX, que al principio no dejaba jugar en el equipo más que jugadores catalanes.
El Español quiso llevar el escudo de La Corona española y admitir jugadores españoles, no sólo catalanes. Todo ello explica la degradación, la intoxicación azulgrana para acabar con pequeño convidado de piedra.
Ahora ya lo tiene a punto de la defunción. Así que es posible que el nuevo. Barça independiente podrá llamarse el Estelada Vermella, como el CSKA de Moscú o el Estrella Roja de Belgrado. Quien sabe en la loca escalada independista.
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