EL HORRIBLE CAPITAN RAMOS

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Ignoro de donde proceden las loas y los hechizos que salen de algunos mandarines del fútbol español con respecto al infame futbolista en que se ha convertido Sergio Ramos, que para colmo es capitán del Real Madrid y de la selección española. Doble ruindad.

En una exhibición sobresaliente de la selección en tres cuartos de partido, llega el abominable Ramos y comete un vil  penalti de los que continuamente nos tiene acostumbrados. Cicatero con su responsabilidad, pérfido con su concentración destroza un triunfo que la selección se había ganado por mejor juego, mejor técnica y bastante más percepción de un fútbol moderno que la mediocre Italia, que aún así había encajado sólo un gol por culpa del viejo Buffon, con una salida a lo Casillas, otro amigo de Ramos.  Ambos metas decimonónicos se deberían de ir de la mano hacia la jubilación más digna.

Si volvemos al deshonroso Ramos, un equipo no puede depender de un indigente defensivo como Ramos, en pésimo estado de forma, con ese desdichado olvido con la realidad. Ramos se ha convertido en un peligro y pone en taquicardia a sus equipos, como se demostró en el sprint final ante Italia.

Al ver el lance de Turín comprendes dos situaciones obvias. La primera es que Italia no juega a nada. Su estrella actual es Inmobile, cuando no era ni titular en el Sevilla. Pésimo conjunto “azzurro”, hecho una deriva con ese estúpido sistema de tres defensas y nueves centrocampistas, que sólo puede confundir a un marqués rudimentario como Del Bosque.  Un mal sistema que no alardea inteligencia futbolística ni para adelante ni para atrás. Puede que la llegada  de ese viejo seleccionador que es Ventura haya sido una desgracia.  Un mediocre técnico que deja a Conte como un santo.

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El segundo silogismo es que Julen Lopetegui ha entrado con pies de oro en esta elección. Domina la táctica, la posicionalidad del equipo, el típico acordeón de un grupo que posee una armonización mágnífica. El problema es que Busquets no está como antes y que Iniesta, Thiago es imprescindible ya en este equipo. Y, en segundo, lugar, aunque se prefiera a Diego Costa, sin metros para su carrera y proyección,  el ariete del Chelsea es como una granada de mano a la que nunca se le quita el seguro. Morata, en fin, es tan sólo un pírrico proyecto de goleador. No sé lo que ocurre, pero jugar con él de punta, es  jugar con uno menos. A Lopetegui le falta otro goleador, que no es precisamente Alcocer.

Aún así la exhibición de la selección e los treinta primeros minutos no la había visto desde los tiempos de Luis Aragonés, con ese paseo taurino de capa y muleta a unos italianos que parecían un pequeños becerros detrás del balón.

Una pena. Un mal gesto, una mala acción y el capitán birló que España tuviera media clasificación para la Rusia del próximo fútbol mundial.   

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