ESPAÑA | 1 | 0 | IRAN |
Penetrar en los últimos minutos de Kazan era sufrir el suspense cuando la teniente Jodie Foster está a oscuras en las habitaciones del asesino de “El silencio de Los Corderos”, que lleva la ventaja de llevar gafas de infrarrojos. Pánico en la oscuridad del marcador.
Irán ha dejado en vergüenzas el estado actual del físico de jugadores vitales en el corazón y alma hispana. La lentitud de Busquets, la pérdida de velocidad de Jordi Alba, la falta de frescura de Silva, sometido al látigo de Guardiola. Y, lo que espero el cansancio físico, psíquico y mental de Iniesta. Es posible que el ritmo del Mundial maltrate el factor psicológico de jugadores que juegan las más tortuosas ligas del mundo. Parecía el fútbol español estaba filmado a cámara lenta.
Por si fuera poco, Hierro no acertó con las entradas de Carvajal, al que se le notaban excesivamente la semanas de la “nevera” y un Lucas Vázquez, que le cuesta asimilar la idiosincrasia del viejo juego español.
También estaba espeso el “pichichi de lagarto”, el inquietante Diego Costa, pero le clavó el puñal a los iraníes con su “baraka” sofista con se tanto que era un castigo a la asquerosa falta de valentía de Queiroz, que creo que conoce demasiado bien al fútbol y sabe que hay que responder con un estoico cerrojo en la primera parte. Hasta desgastar psicológicamente poco después, violentar a ese juegue de “tiqui-taca”, que ha sido tan estudiado tácticamente en todas las escuelas de entrenadores del mundo.
Resistencia bailónica iraní como Ciro con los persas. Y, luego, salir con fuerza física cuando el equipo español estaba cansado , cuando le pesa el ánimo y no quiere sufrir más. La capacidad de sufrimientos de los iraníes es comparable al sufrimiento de una sociedad persa que padece el régimen de la edad media de los “ajatollahs”. Me recordaba Irán a esos locos de la “yihad”, pero en camino redentor del fútbol.
No tiene España esa buena pinta que estimulaba el entusiasmo de otros años, cuando Ramos, Piqué, Iniesta, Busquets, Silva se convertían en ídolos. En la actualidad están en al decadencia. Esa es la cruel realidad. Pero hay que levantarse como con el espíritu de Luis Aragonés. Quizá la intromisión grotesca del Real Madrid en la selección,en el caso Lopetegui, se piense o no se piense, refleja una taquicardia en la selección nacional, que era muy visible en su terrible ansiedad. Todos son endiablados jeroglíficos en tiempos de un Mundial.
Creo, al final, que habría que extractar las palabras del gran escritor persa Rumi, dirigidas a la selección española, cuando escribía: “Ayer era inteligente, por lo que quería cambiar el mundo. Hoy sólo soy un sabio, por lo que me quiero cambiar a mismo”. Ese es el reto de Hierro.
Los comentarios están cerrados.