Jamás imaginé ni en sueños que un jugador tan visceral, con esa garra, con ese desparpajo, como Benzema llegara a ser el capitán del Real Madrid. Pero sucedió en Barcelona. Era como si a Mr. Bean le hubieran nombrado premier británico. Por cierto, vaya detestable actuación.
El Madrid jugó como en casa en Cornellá, con la multitud de pericos aclamando a los héroes que ganaron al Barça. Pero el modesto Cornellà no fue tan malo como indicaba el resultado.
Que curioso. Sin Modric y aún más sin Kroos, el lento James y nuestro héroe Isco son bastante peores, aunque el poderoso enemigo sea un equipo amateur. Es una pena que Khedira esté rodeado de semejantes ‘centrocampistas’. Por otra parte, Keylor Navas se tragó el gol. Se tiró antes que chutara el valiente Óscar Muñoz. Pobre Diego López.
Deslumbrante es la ascensión de Ancelotti a los altares. Nuestro Alberto Sordi particular me recuerda al de la película de Monicelli, a aquel marqués Onofrio del Grillo que no hace nada desde la mañana hasta la noche y al que le gusta hacer bromas continuas a sus familiares, amigos, jugadores y a él mismo, incluso al papa Florentino Pérez.
Ya hay que echarle cara para proclamarse genio de la pelota y proclamar su talento cuando le habían dejado un equipo roto (?). Porque no estaban Di María y Xabi Alonso. Pobrecito porque maneja una plantilla de mediocres. ¡Qué barbaridad! ¡Y que suerte! Este pillo Sordi ha tenido la suerte de enfrentarse al peor Barça de los últimos 20 años y con el desastre de Luis Enrique como capitán de un barco a la deriva.
Además ya estamos salvados con el nuevo héroe futbolístico de Podemos, el nuevo Pablo Iglesias del fútbol. Por sólo tocar la pelota le coreaban. Es el gran jugador de las piernas curvas, el increíble Isco, un prodigio físico en cinco metros, una máquina de perder balones que el otro día, al regalarle la pelota Iniesta, no quiso meter un gol a lo Bale, como en la final de Copa. Prefirió darle un pase corto y mediocre a Cristiano por sentido de conjunto y del toque-toque.
¿Hablamos de Bale? Ya que lo hemos mencionado, claro que sí. Pues, claro, hay que traspasarle, ya. Bale es un inútil, un petardo que no ha sabido jugar como extremo derecho. El no es zurdo. Es una simulación. Además, está herniado y encima ahora padece no se sabe qué del músculo piramidal. Encima, habla raro, un idioma poco conocido. Con él no se puede ni hablar. Mejor que se vaya para delirio del nuevo «coletas» del Podemos del fútbol.
Los comentarios están cerrados.