No dio Alemania la sensación de superioridad absoluta. Incluso estuvo extorsionada por una Ucrania poderosa y dominante en los últimos 15 minutos del primer período. Pero la selección germana sí resultó eficiente, como cualquier compañía alemana en estos tiempos de dudas, incluso en el fútbol.
Joachim Löw, un amante de la velocidad, no ha estudiado todavía la velocidad de crucero de sus jugadores, algunos de ellos excepcionales. Las dudas tácticas en defensa se sucedieron por la enorme calidad de las estellas ucranianas, como Yarmolenko, Konoplyanka e incluso Kovalenko. El sevillista se puede recriminar una y mil veces lo mal que remató un gol hecho, como el que tuvo en los instantes decisivos del lance.
El problema de Alemania es su puñetero balance defensivo. Khedira y Kroos son demasiado ofensivos para cubrir la espaldas de los imprevisibles Boateng -muy irregular- y Mustafi. Como en el Madrid, a Kroos hay que ponerle un guardaespaldas. Por eso, el caso decisivo de Casemiro. Este analógico papel de Kroos en defensa le puede traer el descabello a Löw.
Por lo demás, Mueller, Draxler, Özil y Götze, con kilos de más, llegan excesivamente saturados de partidos con Ligas, Bundesligas y hasta desprecios. Se ha escrito y hemos comentado en ocasiones, cómo la UEFA y la FIFA se empeñan en organizar sus mejores torneos en junio, cuando los grandes de Europa están al borde de la extenuación, con jugadores que rozan los 90 y 100 partidos. ¿No sería mejor que la Eurocopa y el Mundial se jugaran siempre en septiembre?
Hemos visto cómo Ucrania y, sobre todo, Rusia pusieron en apuros a alemanes y ingleses, simplemente porque llegan nuevos de sus ligas. Es en esta época cuando inician sus campeonatos. Frescos y divinos para la muerte de los grandes.
Pero, en fin, ése es otro problema que jamás entenderé de los generadores de dinero y corruptos como los directivos fútbolísticos. Alemania, pese a ser aseteada por Ucrania, es indudablemente la gran favorita, visto lo visto. Y creo que, a menos que Victor Hugo se invente Los Miserables de Francia, este título es otra vez para Alemania.
El propio Del Bosque se ha echado la soga al cuello por el caso Casillas. Nunca debió seleccionarle y corroer a dudas a una selección, que lo último que le faltaba son escándalos sexuales. Pero, amigo, sexo y patria, como diría mi admirado Luis Antonio de Villena.
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