LA DIADA DE ESPAÑA

ESPAÑA60CROACIA

Sí, la muerte del “tiki-taka”. Inmediatamente, me he acordado del gran Luis Aragonés. Y estoy seguro de que le pondría flores al nuevo altar de Luis Enrique. Porque el asturiano ha logrado distinguir el sexo de los ángeles, con esta nueva teoría que se puede evolucionar o manejar el viejo “tiki-taka” de los “pequeños» de Luis, con los balones en profundidad o el disparo desde cualquier punto de fuera del área.

El primer tanto del exquisito Saul, que fue el señor de D´Elig, se inició con un pase de Sergio Ramos en profundidad de cuarenta metros al lateral Carvajal y centro con el interior del pié y ese despiadado arranque desde atrás de Sául: gol. Algo que Simeone no le deja tanto al ilicitano. Por no hablar, de los disparos con “ayuda láser” de Asensio, donde ha demostrado que juega mejor por el lado derecho. ¿Quien quiere a Ronaldo, con ese francotirador a lo Clint Eastwood?.

Y todavía no he hablado de Croacia. ¿Esta selección había sido la subcampeona del mundial, con el handicap de una novela final con Francia, adulterada por la FIFA?. No ví a Rakitic. No ví a Modric, que casi suena a Madrid, que posiblemente su mente está todavía en Zagreb, presentado como el héroe nacional.

Así que hay que pensar que Luis Enrique es el nuevo Pelayo del fútbol nacional. La exhibición de su selección supera a Lopetegui y a Del Bosque, por no hablar del mezquindad de sus resultados. Es lógico.

El fútbol se juega a base de un juego perpendicular. Es mágico el sutil tintineo de la horizontalidad del “tiki- taka”, que se vuelve mágica cuando se mezcla como TNT con la verticalidad, mezclado con el disparo del fútbol del área.

Hasta que Messi se cansó de Luis Enrique, el asturiano ganó la triada de campeonatos como un perverso sucesor del inevitable Pepe Guardiola.

Para Croacia es el su 11- S. La tragedia croata. Nunca le habían sometido a tal vergüenza o humillación, tan sólo semanas después de la mayor hazaña del país de Suker.

La satisfacción del fútbol español coincide con la Diada. Así que podríamos decir que es la gran Diada del fútbol español ha coincidido con la mayor alegría tras el efecto Lopetegui, en la gran tragedia rusa. Sólo nos quedar disfrutar. Llorar con lágrimas, que es la mayor de las felicidad. Y, desde luego, Luis Enrique perpetuará la evolución de ese tiki-taka que generó el maestro Aragonés.

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