REAL MADRID 3 2 MALAGA
Ha sido la primera vez que he escuchado “Zidane, vete ya, dimisión” de boca de un pipero redomado, un forofo cardíaco y desconsolado con su Madrid de toda la vida. Además, me recalcaba que a Benítez le echaron por menos. Y era durante el descanso, mientras se oían los murmullos de una afición por un tanto injustamente anulado al Málaga, porque Gil Manzano le había privado de un gol más pintado que un cuadro del malagueño Picasso.
Pero, claro, la “grada fan” o como se llame, que cada día se parece más al viejo «Frente de Juventudes» del movimiento madridista, que tenían las directrices de gritar y gritar “Federación, corrupción, Armninio, vete ya”. Es algo típico desde los tiempos de Bernabéu, cuando el Madrid vivía una comedia, tragedia o crisis indignante. Para eso están los árbitros de negro, como cuervos anti-madridistas, como jinetes del apocalipsis madridista. A Gil Manzano le dio miedo conceder un gol santo, justo.
Uno piensa que Zidane cree que la afición blanca es tonta o lo parece. Nos constata su tranquilidad, que no pasa nada, cuando, a lo mejor ni se ha dado cuenta de que su equipo está a diez puntos del Barça, en tan sólo trece jornadas, que tiene la peor delantera de Europa, con Ronaldo y Benzema y que ya ni de penalti facturado puede sentenciar un partido. Los dos últimos penaltis desde el punto fatídico, los ha fallado nuestro querido narciso, aunque este fuera al fin la salvación de otro partido pésimo en Chamartín y ante casi el colista.
Cualquier equipo rival le hace un nudo gordiano al sistema táctico de Zidane, cada día más empeñado en delirios absurdos. Por ejemplo, su favorito Isco, mientras que desprecia a Ceballos de manera ignominiosa.
Como sé como se las gasta el de la “magia de fútbol sala”, el “malagueño”. Le conté hasta dieciséis pases atrás durante el primer período y nueve más en los pocos minutos de la segunda parte. Cuéntenlos, por favor. Zidane debía estar histérico, porque lo fulminó con un rayo. Y les recuerdo que Isco ni siquiera había jugado en Nicosa y todos los demás sí. Pero si digo que está obeso, que está mal físicamente, me comen los forofos.
Pobre Málaga, que para una vez que Michel plantea un buen partido, que incluso baila al equipo casi sonado madridista y con un empate en el tanteador, que era en realidad una victoria, ya que el tanto robado era exquisito, se va todo por el sumidero por una acción de penitencia extrema con Modric. Ni con uno más el Madrid dio sensación de ser superior. Al contrario, pedía la hora inconscientemente. Fue un momento cardíaco y penoso para los blancos.
La afición blanca padece en Chamartín a un Real Madrid amortajado, embalsamado, momificado, con Ronaldo y Benzema de “momias” futbolísticas y un sacerdote francés que no es más que un mago sin magia, un astronauta sin nave o quizá un entrenador sin recursos.
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