LA HUELLAS DE UN LIDER

BETIS11ATLETICO DE MADRID

En un partido trabado, pobre y sinuoso, el Atlético conservó el liderato en medio de la melancolía, que pronostica un final demasiado incierto, demasiado fatídico a este enigmático líder de la Liga española.
Nadie mereció ganar.

Al final, el Atlético, que carece de goleador, tuvo un par de oportunidades, pero fueron como dos besos fallidos al cielo, que estaba demasiado lejos para el Atlético. Cierto es que nuestro cariñoso MessiCorrea el partido estuvo en su voluntad, en su inescrutable defensa del “cholismo”, pero es un pena que no esté canonizado como goleador. Siempre ha sido un buen aspirante.

El Betis quiso jugar al fútbol con las exquisiteces iniciales de Fekir, de Canales y Joaquín hasta que a este le castigó su edad. El Atlético tenía prisa en jugar con balones verticales, pero sospechosos de poder ser utilizados. Como siempre Jiménez, Savic salvaron el orgullo atlético, pero es que tampoco el Betis jugaba con un Luis Suárez, como el inventor del gol bético Borja.

Entre tira y afloja nos metimos en el sueño de Dulcinea, como imagen del gol. Imposible para era pragmatismo de un partido que desde el inicio de la segunda parte parecía condenado al miserable empate.
Sospecho que a Simeone esa música le sonaba celestial. Es demasiado conservador y miedoso para un atrevimiento. Seguro que debió pensar: nos llevamos un punto y todavía somos líderes. Era el himno cutre de una moneda falsa.

Tampoco al ingeniero Pellegrini se le notó una ambición severa por aspirar al quinto puesto. Su mentalidad es más positiva que la de Simeone, pero tampoco es agresiva y mucho menos revolucionaria.

El Betis juega con los pies con cierta lógica, pero casi nunca es perpendicular, incisivo, letal, como casi todos los equipos de Pellegrini, salvo cuando regentaba maravillosos jugadores como los tuvo en sus tiempos felices del Manchester City. En resonancia con sus mejores días por eso tiene a su compatriota Claudio Bravo y a fe que le resultó decisivo en un par dejadas en que el que el Atlético trataba de aproximarse al paraíso de la liga. Pero Betis y Atlético fueron culpables de su insidiosa ambición, basada en jugadas con miedo al fracaso.

Seguro que los Atléticos me reclaman mi opinión sobre este final del Atlético en las Liga. Mi opinión nada más que puede resultar pesimista. Ya saben que ya no creo en Simeone, que como pecado capital nunca ha creado en el “minino”.

Joao Félix, que ha vuelto a ser en el niño bonito de un representante. Simeone aún cree que fue impuesto por los trajimenejes de un Gil con excesivo amor por un depredador de jugadores llamado Jorge Mendes, el amigo de Gil, el soñador del dinero.

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