El otro día veía en el British Museum una exposición especial sobre los Celtas, patrocinada por el Gobierno escocés, naturalmente en plena deriva independista. Me dolió que en las aplicaciones actuales deportivas se centraran en los Boston Celtics, en el Celtic de Glasgow, claro, por favor y se olvidaban absolutamente del Celta de Vigo. Me dije a mí mismo que desde ese momento, la buena exposición tenía motivos suficientes para empatizar sólo con el nacionalismo.
El Celta de Vigo ha cometido el mismo error. Enfatizar en la grandeza del equipo, con su inmortalidad actual, sin perder partidos, con la divinización de Nolito, como si fuera el nuevo patriarca Messi. La largueza de autosuficiencia del entrenador argentino- tenía que ser de allí- al anunciar la alineación un día antes. Y todo para el horror madridista, que apenas tenía tres días de descanso y el invencible Celta había estado preparando el partido para "golear" al Madrid como se había concretado antes con el Barça, que jugó en Vigo con Messi e Iniesta.
Danilo celebra su gol en Balaídos. | REUTERS
El culto al Celta estaba propiciado por los druidas actuales de un afición que podía al Madrid de manera cerval. A los ocho minutos, el Celta ya iba perdiendo y lo que es peor , el maravilloso equipo era destrozado línea a línea, pase a pase, por un Madrid solidario, perfecto tácticamente y muy serio. El Celta perdió el partido por soberbia, cuando recibió el segundo, tras un derrame ofensivo, que dejaba todas sus líneas desamparadas.
Y todo ello con un Real Madrid que sólo se sostiene por la magia de Keylor Navas y el ciempiés llamado Casemiro. Porque vuelvo a repetir lo que es el huevo de Colón, que el visir blanco José Ángel Sánchez todavía no ha detectado. La ausencia de un goleador en la plantilla y la peligrosa deriva decadente de Cristiano Ronaldo, que parece un ex-futbolista. Hubo una jugada en el primer período, cuando ni siquiera puede alegar cansancio, que se cayó sólo como un jugador en su ocaso y le pidió al arbitro falta. Me dio pena y me provocó una sensación de vacío. Luego se pasó todo el partido protestando para paliar su desafortunada actuación. Metió un gol, sí, pero perdió por lo menos cuatro de Primera División.
La segunda rémora para un equipo tan bien diseñado tácticamente por Benítez son las descomposturas de Sergio Ramos. ¿No sabía usted que juega infiltrado? Pues deber usted el único. Como si nadia jugara infiltrado en el fútbol actual. El Ramos deleznable llegó cuando cometió su penalti estúpido en el primer periodo, al llevarse el balón con el brazo dentro del área. En la segunda fase, propició el 'numerito' de su 'tarjeta', que provocó la rabia de un Celta hundido y su hipotética resurrección. No contento aún con ello, tuvo una discusión con Benítez para demostrar quien manda. Ramos es un personaje peligroso en el Real Madrid.
Luego está el caso Isco. No le ponen, porque Benítez tuvo el acierto como estratega de incrustarle dos extremos al Celta, con lo que propició el desbarajuste de ese Jonny, sin h, que fue un horror. Los dos primeros goles se los debe el Madrid al trabajo de estrategia de Benítez. Pero para Isco era un desprecio y en Balaídos hizo el el mayor ridículo posible. Antisolidario, sólo buscaba su gol, lento, mal jugador.
Marcelo maquilló el resultado. Es muy posible que el Madrid notara el cansancio en el segundo período. Pero lo mismo ocurrió en París. No hay luz de brillo en el Madrid actual. Creo que si Danilo y Marcelo son los goleadores, algo falla en el ataque como fiscalizaba Ancelotti. Ni Lucas Vázquez ni Jesé ni el Ronaldo actual en vías de su ocaso, pueden resolver un estado que un Madrid ganando por dos cero, con un Celta desquiciado, acabe con pedir la hora ante los celtíberos cansados de la gran Hispana Citerior.
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