LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES

REAL MADRID20BARCELONA

Aleluya,aleluya: un Real Madrid más rápido, vehemente y con corazón en la áreas, tumbó a un Barcelona casi cadáver. Con jugadores como De Jong, Busquets, Arthur, Griezman e incluso Messi más parecidos a esos «muertos vivientes» de la fenomenal película de George A. Romero. Lentos, torpes, inmóviles… El Barça ha colapsado. Padece el virus del desencanto, de la traición de un presidente que se ha convertido en un zombi

Buena parte de la segunda fase fue un festival madridista de garra, de compromiso del ser el único propietario del partido, mientras el equipo de Setién andaba por el césped, como muertos de miedo, sin energía, con un disparate de Messi, que me pareció o que estaba cojo o que no tenías fuerzas o, simplemente, insisto, simplemente, se ha hartado del equipo, de ese mediocre Setién, que hace jugar a un equipo como si fuera un desfile de cojos, sin pulso, al pie, aburrido, decimonónico.

Como estaría el Barça, que hasta Vinicius marcó un gol. Un gol. Ter Stegen y Piqué le concedieron el milagro de un gol. Incluso el balón iba fuera. Hasta ese momento, «la V» había hecho su papel habitual de jugador cómico, mientras que convertía a Semedo en el atacante más rápido y peligroso.

Y pudo haber algún gol más el Madrid. Dos oportunidades de Isco, que una salvó Piqué en la raya, alguna que otra de Benzema y con un Barça que parecía serviles jugadores carentes de voluntad o hechizados por la lentísima procesión de su juego. Hasta Zidane se frotó los ojos, porque no se lo creía. Y tuvo un postre del que maliciosamente siempre despreció, el de Mariano, al que lo ha envilecido y maltratado, más incluso que al tonto útilBale.

No hubo ni chispas de arrebato ni un momento de rabia para evitar la derrota, en ese desfile de muertos vivientes que capitaneaba Messi. Un equipo que besa las basura de una forma de jugar pasmosamente lenta, absurda y detestable, maquinada por el peor entrenador que ha tenido el Barcelona en las últimas décadas, el amigo de los periodistas, Quique Setién, que se cree el discípulo de no sé quien. Lleva camino del cadalso futbolístico. Un Setién que socorrió a un Zidane, al borde del precipicio, también salvado en primera instancia por Courtois y porque a Messi se le ocurrió dispararle por arriba y no por abajo, porque ya no es el Messi insoportable para los madridistas.

El Madrid ahora se aferra a la único cabo del más que probable naufragio de la temporada. Zidane se arrugó en el primer período, esperaba lo peor, pero Setién fue a su auxilio, con un equipo sin garra, sin electricidad, como si los jugadores odiasen a su entrenador.

Por lo menos, los jugadores quieren a Zidane. Lo malo es que con ZZ Top al mando puede ocurrir cualquier catástrofe pronto , en donde nadie se lo espere.

Zidane sólo pilota un avión con buenos pasajeros, pero de escasos recursos técnicos y tácticos. Zidane debe darle las gracias a Setién, encarecidamente, por salvarle el pellejo. Real Madrid y Barcelona son los peores desde hace quince años al menos.

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