Hace muchos años que los francés no guillotinaban al fútbol español. Ha bastado la desaparición de los los jugadoras claves de Luis Aragonés por imperativo biológico para perder en Saint Dennis. El hombre lobo en París ha sido Remy, el último fichaje de Mourinho para su Chelsea. Es curioso, porque el verdugo de la guillotina francesa es el que ha sustituido a Torres en el Chelsea. Los tiempos están cambiando, no es que simplemente cambien.
Remy y Valbuena celebran el gol. | Afp
Del Bosque ha preservado a su reliquia Casillas, ante el temor a que le pudieran meter cuatro o cinco, como es la costumbre de recibir del pequeño ángel caído. Pero fue una protección. Seguro que Casillas juega en Valencia ante Macedonia. No hay nada que temer. Ni con Alejandro Magno los macedonios llegarán a poner en problemas a la única reliquia que le queda a Del Bosque.
Sinceramente, Vicente: me conoces bien. Jamás he querido el mal de nadie, pero no soporto las interpretaciones del talento. No tienes imaginación. Lo sabes. Vas a ser incapaz de desarrollar una estrategia de regeneración en la selección española. No sirves para ello. Eres un maravilloso tratante de almas humanas, pero un mediocre interprete del talento. Cada día la falta de gol es insoportable en tu obstinada idea de que todo el origen del fútbol es el centrocampismo o cómo llevar el balón hasta el área chica sin que nadie haga un gol. Sin un solo disparo, sin un pase largo que logre la sorpresa, sin un loco contragolpe que descomponga al rival, ni siquiera un disparo de lejos. Esa manera de jugar mata como si fuera estricnina a Diego Costa, condenado al fracaso con el sistema.
Vicente es marqués. No creo que se gaste el dinero que ha ganado. Ni siquiera todos sus hijos. ¿Por qué se empeña en arrastrar su nombre? En algún momento hay que decir basta. Por supuesto que Del bosque tiene aún personalidad para que el equipo juegue bien al balón. Siempre habrá maravillosos jugadores en España. Pero no puede ser el líder de una revolución del fútbol español, que necesita enormemente una nueva regeneración.
Quizá nuestro marqués no quiera enfrentarse al vértigo de la nada, de Los lunes al sol, de convertirse en un valioso jarrón chino. Pero no queda más remedio cuando llegan o amenazan los 65 años. Francamente, me caería a tus pies si renuncias con la categoría, la sabiduría de un viejo maestro, el viejo Jedi que hizo a España campeona del mundo.
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