LA RESACA DE LOS TRES SUDAMERICANOS

He oído y leído centenares de tonterías de lo que algunos llaman la MSN, tan sólo por menospreciar a lo que ellos mismos estúpidamente llaman BBC. Que si son los Reyes Magos, los reyes del fútbol… Pero cada vez que veo a Neymar me entra la risa. Insisto: es mucho peor que Robinho. No mete un gol ni al arcoíris, siempre peca de individualismo y, claro, por supuesto, regatea muy bien en centro del campo. Dentro del área suele ser un inútil.

Cada vez que diga que es el sucesor de Messi, al argentino le debe de entrar la risa. Por no hablar de Pelé, Maradona, Cruyff, auténticos astros del fútbol. Neymar es sólo una estrella fugaz y si los anti-Bale contaran los balones que pierde en cada partido, al galés ya le hubieran metido en la cárcel. Pero los tontos contemporáneos predican que el Madrid debe gastarse 200 millones por la ‘jojoya’.

Basta que que el mediocre Lucho diga que ha visto a su equipo entrenar muy bien y que están muy fuertes tras el regreso de la Nochevieja, para que el Barcelona paseara por Cornellá como un equipo atontado, que no se hubiera despertado todavía de la resaca del fin de año.

Un Barcelona lento, cansino, pesado, sin reflejos, sin mover la pelota a su velocidad de crucero. Tan sólo en 15 minutos de la segunda parte salió la rabia y puso al Español contra las cuerdas. Pero Suárez no tuvo su día, a pesar de que ahora mismo, ya no sólo es el máximo goleador sino su jugador fundamental, básico, imprescindible. Sin goles no hay fútbol. Messi no parece tampoco que esté en sus mejores días, como vimos ante el Valencia y Deportivo, pero siempre puede resolver con un toque de su enorme talento.

El Español fue un jabato. Siempre cerró los espacios. Corrió dos veces más que el Barça y casi al final inclina la balanza, porque el equipo de Lucho había devuelto todo el turrón. Pape Diop se comió todo el centro del campo azulgrana. Y menos mal que Caicedo tampoco tuvo su día. Al chino, amo de los españolistas, se le veía contento.

Suele pasar que cuando se llega de la estratosfera, tras ganar un Mundialito y te dicen constantemente que eres el mejor del mundo, es francamente difícil volver a la tierra y sintonizar con el fútbol. Con toda la prensa a favor, el Barcelona no gana un partido fuera de casa. Le metieron una goleada en Vigo, perdió en Sevilla, empató en casa con el Deportivo, no pudo con el Valencia y tampoco ha podido con el Español.

Si se le cuenta todo eso al pobre Benítez está ya en la luna con la perra Laika. Pero el Barça es de otro mundo, aunque los Tres Sudamericanos hayan tenido un pésimo día. Eso no importa. Es el equipo que no quiere ser ‘Español’.

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