LEGIA | 3 | 3 | REAL MADRID |
Zidane ha vuelto a fracasar como estratega, como analista y como entrenador. Por proteger a Benzema, el Madrid jugó con tres delanteros centros y sólo con dos medios centros, que además son sólo medias puntas, tanto Kross como Kovacevic. El resultado táctico y numérico fue horroroso en el segundo periodo cuando, el equipo del ex-gran jugador cayó en la rutina de tocar una música lánguida, perezosa, como si el acordeón no funcionara. Semiacabado. Roto por el centro del campo, con dos batallones distanciados y disparatados.
Jugaban los siete jugadores atacantes, incluido ese despropósito a la hora de cerrarse que es Carvajal y, en el otro batallón, sólo tres defensas. Es decir, los solitarios Varane, Nacho y Coentrao, que cuando se fue aún fue peor, justo cuando el pobre Legia casi se encuentra con los tres puntos. Sólo un milagro salvó al Madrid de la derrota en medio de un ridículo táctico y posicional descomunal.
Tengo la sensación de que en el Madrid, a falta de una autoridad táctica que sea capaz de levantar la voz a las estrellas, cada pájaro vuela libre por su cuenta. Desde luego, el caso más peripatético es el de Ronaldo al que le importa un pito lo que ocurra al equipo, porque lo importante es aumentar su cuenta de goles y más goles. Cristiano se equivocó toda la noche. Hasta el punto, que creo que es el peor partido que le he visto a Ronaldo en su historia de la Champion.
Se habrán dado cuenta que jugar desde el principio, cuando los defensas rivales están frescos y los centrocampistas empujan, que no es nada fácil ser delantero centro. La respuesta fue Morata. Es una barbaridad que hasta Benzema fuera mejor que el madrileño.
De todas formas, Zidane es el culpable de jugar con tres delanteros centros. Es un absurdo mayúsculo, porque Cristiano ya está inhabilitado para jugar por el extremo. Ni tiene la velocidad ni el desborde. Los ha perdido. Los tres arietes se chocaban esperpento tras esperpento. Otra veces, se estorbaban. Un galimatías táctico.
No quiero llevar a los cielos a la figura de Bale, porque se me acusa de que es mi protegido. Fue el culpable de que el Madrid fuera algo poderoso en ataque en el primer período. Luego, Zidane, como un padrastro, lo volvió a castigar y le cambió de lado, lo que le inutilizaba de la posibilidad de algún tiro mortal, desde media distancia, que tanto necesitaba el equipo. A cambio, un Real Madrid anárquico, sin dibujo,sin sistema, sin saber ninguno cual es su sitio, porque hasta Lucas Vázquez se quedaba perplejo cuando Carvajal le quitaba su espacio.
No sé si son veinticinco o cincuenta mil los partidos que lleva sin perder el Madrid con Zidane en el banquillo. En realidad, da igual, porque el Borussia tiene muchas papeletas de robarle el primer puesto del grupo. Y eso era lo único puñeteramente importante que le importaba al club blanco. Esta decadencia ni acudía al Madrid desde los tiempos del infausto Pellegrini.
Me acordé de Paul Simon y sus “sonidos del silencio”, aunque la noche diera para un tema más melodramático como el “Warzava” de David Bowie. Pero no. Eran los gritos de la afición del Legia los que oía en el viejo terreno del ejercito polaco. Los gritos del silencio.
Para algunos entrenadores de primer nivel todo vale. Yo q soy entrenador de regional, si se me ocurre hacer lo q hizo ayer Zidane, los aficionados de mi pueblo me echar a gorrazas, y con razón. Menos mal q el Madrid tuvo a Kovacic. Un fenómeno.