REAL MADRID 3 2 BORUSSIA DE DORTMUND
La rutina del sufrimiento se ha instaurado en el Bernabeu. Da igual que haya goles o no. Si los hay, el contrario te hace hasta dos, en plena crisis. Si no hay goles, no hay show de Ronaldo. Pero como resultadistas, este triunfo respira felicidad. No podía seguir tanta penuria en juego, en resultados. Otro empate más hubiera sido demasiado.
Un senequista en la grada decía: “no diga Borussia, diga madre”. El club alemán se quedó en Dortmund bebiendo cerveza en los primeros minutos. Los minutos en que parecía más importantes que Ronaldo hiciera un gol que el Madrid ganase el partido. Patético. Hasta Borja Mayoral parecía un fenómeno de cara al gol, comparado con Benzema.
Uno de los favoritos de Zidane cambió la faz del partido. Se lesionó por enésima vez Varane. Un jugador en que estar lesionado es su estado natural, ríanse del caso Bale. Al gran estratega que es Zidane sólo se le ocurre sustituirlo por Marco Asensio. Delantero por defensa. Perfecto, porque a los pocos minutos, Asensio se quedó pasmado en un balón perdido y propició el centro para que Aubebayang instalara la repetida zozobra en el Bernabeu.
El propio Aubameyang , que quiere ser madridista a toda costa, pero que no le gusta a don Florentino, volvió a marcar y de nuevo se oyeron pitos, enfados, inquietud, la misma crisis de siempre. Con Zidane, nervioso, muy nervioso. Pero, milagro, el Borussia se encoge, decide que el empate es maravilloso y cede el reino del campo al Madrid.
Ya no aparecieron ni Aubameyang ni ese gran jugador que es Pulisic. El norteamericano sólo tiene 19 años y todavía Theo y Ramos lo están buscando. Ha dejado hasta en el banquillo, al caro, carísimo ucraniano Yarmolenko. Y si ves Pulisic, que el Borussia lo fichó con 16 años, ¿que clase de ojeadores tiene el Madrid?. ¿Tan sólo se quedan en Ceballos y Theo?. Es algo lamentable, pero caprichosamente lógico, si la visión de futuro se se reduce e tan sólo a los de casa.
Hablaremos del problema ante el Sevilla. Sin Ramos, sin Varane sin Casemiro y hasta sin el hijo de Zidane, que juega de portero, el presagio amenaza tormenta. Seguro. Si me preguntan como juega el Madrid, les diré que no lo sé. Es un conjunto de galimatías, un desorden natural en que Zidane, sólo se queda en su respuesta o letanía de que “no pasa nada” e incluso “yo veo cosas que otros no ven”.
Pues, a lo mejor se ha convertido en un vidente, porque efectivamente él no ve como juega el Madrid o elude esa responsabilidad. El es el gran Zidane, dios de los dioses del fútbol.
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