La feria de la vanidades . La constante soberbia del Real Madrid. El pavo real perpetuo, que es 'tacchino' en italiano.
Con el primer título perdido, el Madrid está a punto de desprenderse de uno de los mejores jugadores del mundo "por un puñado de dólares". Exactamente un millón más de lo que ya le había ofrecido el Madrid. Y aún peor: está a punto de regalar a Khedira al Bayern Múnich por tan sólo 10 millones de euros, cuando en las mismas condiciones pagó 30 millones al Bayern por Kroos. Mientras, por "españolizar" horteramente al campeón de Europa, se queda con Casillas, con Xabi Alonso, con el semipetardo Illarra y la promesa eterna Isco.
Ancelotti, en el Calderón. | Efe
Todavía más despistado que un italiano en China, Ancelotti despliega su perfume de la mediocridad y quita durante el lance a Kroos y James, las dos últimas "perlas" de Pérez y que encima habían sido los mejores hasta el momento en el Manzanares.
¿Quien conduce esta desbocada hibris en la Casa Blanca? ¿En qué disparate se ha quedado el Real Madrid? ¿Quien es el director técnico entre semejante caos?
Francamente, a mí me me pegan los cinco repasos seguidos que le ha dado el Cholo Simeone y haga algo más que el 'tancredo' como Ancelotti, al que sólo se le va hacia arriba la ceja izquierda, como si le hubieran dado gato por liebre. Es imposible que un equipo suprainferior al Real Madrid pueda reirse cinco veces seguidas, con las mismas armas tácticas. Estamos ante Ancelotti o ante un nuevo Totó futbolístico. Y eso que el género cómico italiano murió desafortunadamente con Alberto Sordi.
Es tal el desbarajuste de Ancelotti que mantiene a Casillas en la meta. Al que le tiran dos veces a puerta y, al primer minuto, uno para adentro y un segundo al larguero. Sólo esas dos veces a puerta. En el primer tanto, la farsa táctica es tan desproporcionada que el 'acabado' Alonso, que es quien debe salir a esos balones altos, no llega nunca y obliga a Varane y Ramos a enfrentarlos. Por supuesto, llegan tarde y hasta Griezmann, medio metro más bajo que Ramos -vaya pésimo partido con el que nos deleitó- cabecea para el croata cholista y éste marca el tanto de la vergüenza blanca.
Pues bien, que Totó Ancelotti siga con Benzema -ya da algo más que vergüenza-, siga sin goleador, con Bale por la derecha y mantenga a toda esa rémora de españolismo rancio, la carcajada de Simeone se oye hasta en mi casa. Y se jacta de pegarle collejas al cuarto árbitro por expulsarlo, dirige desde la grada, saltándose todos los reglamentos a un solo metro de su posición original y todo se le permite a este colérico personaje de Dante. Hasta Mahoma dijo que fuerte es el que se controla, mientras sufre de ira.
Por otra parte, estoy casi seguro que a Ancelotti no le gusta el 'tacchino' . No se lo come en navidad.
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