BARCELONA | 3 | 0 | SEVILLA |
Un Sevilla poco ambicioso, excesivamente calculador, táctica y defensivamente, tiró por el sumidero su final que tenía manufacturada y preparada en La Cartuja de Sevilla. Las lágrimas de cocodrilo tendrán como protagonista Ocampos, que falló un penalti inexplicable, aunque tengo la sospecha de que Ter Stegen se abalanzase sobre el balón antes que disparase el argentino. Peo no se repitió mucho la jugada, como la prueba de que el sibilino arbitraje del murciano Sanchez Martínez, que nació de las apuestas de Gaspart, cuando era el jefe de los árbitros.
En cualquier caso , como siempre he constatado, Lopetegui es un pobre entrenador, un perdedor nato, que jamás responde en los partidos decisivos. Cierto es que su equipo no había encajado ni un sólo gol en la Copa del “Rey”. El Barça le ha goleado. Y es que cuando aparecen los grandes acontecimientos, el bueno de Julen se desvanece. Tiene un complejo absurdo.
Como se dice vulgarmente cuando el diablo no tiene nada que hacer, que es lo que le pasaba al Barcelona, en su semana más vergonzosa de su historia, es capaz de poder matar con el rabo. Y acabó con el último sueño sevillista. Como escribí en el partido de ida : de los escarmentados nacen los avisados.
En una noche es que Messi jamás fue definitivo, aquel mago que todos conocimos. Siempre llegaba tarde a la jugada, con segundos de retraso. Me daba pena ver al mejor jugador de la historia, arrastrarse por el estadio de sus milagros.
Así que cuando Messi no aparece fue Ter Stegen, el que nuevamente salvó la tragedia de la temporada. Es la estrella del equipo, el Sergio Ramos de los azulgrana, el imprescindible Pique que siempre aparece en los momentos más trascendentales.
Es un Barcelona mal regado por las ideas del queso de bola de Koeman. Un tulipán viejo por el proceso que padece el Barcelona actual . Un equipo en pleno proceso de renovación , que trata de fabricar el “tintin” azulgrana. Con Piqué, Busquets, Jordi Alba y, sobre todo, Messi, en los estertores de sus carreras, siento que no tiene grandes profetas del futuro. Quizá Ansu Fati, pero la lesión le ha cortado las raíces de su crecimiento. No creo que Pedri ni Trincao ni otros jugadores de la cantera solventen una transición imposible con la ruina económica, política ejecutiva de un club , que parece manejado finalmente por el independentismo de Laporta , ese personaje nefasto que querrá un equipo nacionalista más que el Barcelona universal que hemos conocido.
No creo en el Sevilla de Monchi, de Lopetegui. Demasiados sombras de jugadores de futbolín como Suso, Oliver y, ahora esa sombra de Bergamo, el Papu, que es el Pupas. Jugadores sin potencia y que son reverenciados por la sombra negra de Lopetegui. El equipo de esta semifinal que siempre se le recordará como el de las “medias rojas”, que fueron trágicas, como en el cuento de la Pardo Bazán.
Lopetegui es un desastre