ESPAÑA | 1 | 0 | SUIZA |
La selección dio una pobre imagen, poco asociada al buen juego. Ni siquiera pudo con un fútbol suizo, fibroso, enérgico, sin fuste ni tino. La selección menos brillante de los últimos tiempos, incluso pasó miedo de que apareciese al final del encuentro el famoso autómata de los relojes suizos de cucú. No hubo tal aparición, pero cundió el desaliento entre las mediocres elegidas huestes de «Lucho» Enrique. Un Lucho tan llorón como los boleros de Lucho Gatica.
El problema de Lucho es su megalomanía de líder y sabio, cuando ni tiene carisma ni tiene la inteligencia futbolística para saber que no juega él en sus equipos. Son sus jugadores.
No quiere estrellas, como ha dicho. La estrella es Lucho. Y no es más que un pobre seleccionador que le viene muy grande el papel de que representa, sólo auxiliado por el que presume de ser amigo de Pedro Sanchez, su querido presidente. Madre mía en que manos ha caído el fútbol español.
Una vez más nos birló al benjamín Ansu Fati en el segundo período, cuando es el único que realmente tiene gol y capaz de crear milagros. Es el único goleador que tiene la selección en una famélica selección con mediocres delanteros, sin bendición goleadora, como Olmo, Fernán Torres, Gerard Moreno u Oyarzabal, que marcó un tanto por la gracia de que los suizos les dieron un “toblerone” como regalo.
Sin gol no hay vida. Y España tiene una vida precaria, sin aquellos formidables jugadores que estaban seleccionados en los tiempos de Luis Aragonés. Incluso del marqués Del Bosque.
Hay que decirlo. El fútbol español del siglo de oro español se ha devaluado una enormidad. Ya no hay talentos como los de aquella generación. Ves jugar a Merino, Gayá, Canales, en su jubilación, etc. Es como caer en la melancolía más severa.
Los amigos del presidente de la Federación proclaman Adama Taure como la gran esperanza, cuando no es más que otro “corredor” tipo Forrest Gump, que me recuerda a Vinicius, el “fenómeno” del Madrid.
Esta Europa League es un cachondeo económico, que ha dejado de se rentable por culpa de la pandemia y que se había inventado la UEFA en su carrera hacia la avaricia. Pero no ayuda el Covid, la soledad de los estadios y selecciones menguantes como la de Lucho.
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