ATLETICO DE MADRID 1 0
El “cholismo” ha logrado la heróica hazaña de ganarle al Liverpool cuando ni un sólo equipo de la Premier League se había atrevido hacerlo. Ni siquiera le metían cosquillas al maestro Klopp, quizá excesivamente endiosado con tanto oropel y emborrachado de éxitos.
El triunfo atlético me ha recordado a los mejores éxitos rojiblancos cuando se presenta feroz, rabioso, con su típico vandalismo arrasado o con su perfecta agresividad. Como en otros tiempos, si cobra un tanto de ventaja, cualquier equipo sea humano o divíno tiene un grave problema, porque lo mejor que hace un equipo de Simeone es replegarse, acurrucarse cómodamente en una franja de cuarenta metros. Y esperar soluciones de ataque.
En la actualidad, y más en un equipo diseñado por Klopp, es difícil hacerle jugar en estático, sin jugadas al espacio y sin líneas de contragolpe para sus balas Salah y Mané.
Encima Mané, que pierde los nervios con facilidad, estuvo al borde de la tarjeta roja. A Klopp le entró miedo y lo defenestró por el extravagante Origi, que no sabe jugar por la izquierda. Encima Klopp tuvo otro error al quitar a Salah, que tampoco encontraba esos lugares mágicos al espacio. Pienso que se equivocó, porque Chamberlain siempre tiene gol, pero no por lado derecho.
Encima Simeone subsanó el grave error de tapar el lado derecho con Lemar, donde menos mal para los rojiblancos que ni Arnold ni Henderson tuvieron su gran día, a pesar de los espacios. Llorente era más lógico.
De lo que no me cabe duda es de que Simeone se estudió magníficamente al Liverpool. Son equipo presumiblemente muy superiores, pero con las telas de araña y las presiones asfixiantes de todo el Atlético, tenía muchos factores para ahogar cualquier iniciativa ofensiva con peligrosidad y menos un contragolpe del Liverpool. Lo encerró en una jaula de cristal, que es la peor de todas las jaulas.
Le dije a un amigo atlético que ví al Liverpool muy espeso el día que tenía que ganar si o sí al colista de la Premier, al flojísimo Norwich. Le costó una barbaridad. Sin espacios se ahogó constantemente, hasta que el final Mané salvó la victoria.
Pienso que este Liverpool ha llegado al equinoccio de su sol perfecto en el dulce ecuador. No se puede ganar siempre y eso se nota en muchos aspectos del juego. Mientras que el Atlético resurgió como el Ave Fenix que esculpió el “cholismo” en su máxima expresión de fe, combate y un espíritu absolutamente insoportable hasta para el imbatible Liverpool. Manitú, Cholo.
Milagros como estos solo suceden una vez en la vida.
En Liverpool el «Cholismo» terminara de rodillas.