REAL MADRID | 3 | 2 | DEPORTIVO CORUÑA |
Creo, sinceramente, que el milagro en la actualidad madridista, ni siquiera está considerado como un suceso mágico. No son siquiera desafíos al fútbol. Zinedine Zidane y su profeta Sergio Ramos controlan las fuerzas cósmicas de este juego. Goles, triunfos que sólo se les debería atribuir a los dioses, son terna común en el Real Madrid actual. Los milagros blancos son simples intervenciones del milagro en el universo del fútbol. Aún sin método científico conocido.
No lo pudo hacer peor Zidane frente a un equipo que roza el descenso, pero que jugó en ciertos lances con absoluta autoridad. No se puede jugar sin siete titulares, como decidió Zidane. Con cuatro mediaspuntas-centrocampistas tan lentos como Casemiro, Kroos, James e Isco. Es casi imposible ganar un partido con semejantes “podencos” futbolísticos. Con Marcos Asensio que carece de partidos y con Danilo, que es un castigado por Chamartín. Todo ello adornado, con el típico desplome de la organización de equipo de Zidane, con su atonía, su asimetría, su falta de sistema. El Madrid sólo juega al arrebato.
Da igual. Me puedo meter en semejante parte cualquiera de las disquisiciones futbolísticas. Es una opinión absolutamente condicionada por el fanatismo, el efecto placebo, las apologías y hasta las remisiones espontáneas que escupe el Real Madrid. El Madrid, de Zidane, el Madrid de Sergio Ramos es el estado psíquico o emocional de las personas con espíritu de fe única. Ramos es el milagro de Camas o como se reproduce el milagro de Calanda. Con cada pierna amputada, se ven pronto las cicatrices de la nueva pierna de la suerte blanca.
¿Que puede decir, alabar o resumir el pobre Garitano? Como cualquiera de los entrenadores que pasan por Chamartín, sea el Pitu, pasando por el Tuchel de Dortmund, le dan un repaso al inclino poseedor de la herradura de la suerte. También sabía Gaditano que al Madrid le da un bajón físico imponente en las segundas partes. Me han dicho que Antonio Pintus, el preparador físico que se trajo Zidane, porque en la Juve entrenaba él como le daba la gana, más que un sargento de hierro, es una persona tan cordial con los jugadores, que asumen ellos mismos su potestad física. Pero, en fin, que más da, si Zidane saca los partidos adelante. Es estúpido hablar de condiciones físicas a estas alturas de la película.
Mariano es el gran ariete, aunque Morata nos redimiera con un gol de inmensa factura, como los que convertía antes de irse a Italia. Pero es Mariano quien arruina las defensas, las menea y las mete en un coctelera. Tiene el olfato de gol, como el sabueso más extraordinario. Como ese Beagle belga que detecta hasta el miedo de la retaguardia enemiga. No es el futuro. Mariano es el presente del Madrid. Me encanta como jugador, como impulsor del gol, como el maestro de una teología futbolística.
Sergio Ramos es otra cosa. Como decía alguien que no me acuerdo, los milagros se producen por causas desconocidas , con ese espiritual “carisma de las curaciones blancas” proporcionadas por el milagrero de Camas.
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