PEOR QUE CON BENÍTEZ

Desde que Zidane dejó el Castilla el equipo ha ganado cinco partidos seguidos y ya es segundo, a dos puntos del liderato, como debe ser, con el tipo de jugadores de que dispone.

Desde que Zidane tomó casi por un golpe de estado el barco madridista, el equipo juega bastante peor lejos de Chamartín, incluso más deficiente que en los viejos tiempos de Benítez. Que golea en casa, eso lo hacía también con Benítez. Zidane es un tipo taciturno, triste como un ciprés de cementerio francés y eso lo que transmite a su equipo cuando no juega con el público a favor. Toca y toca, pero a una velocidad de crucero de barco de remos. Es imposible que con las tortugas Isco y James, que juegan de espaldas, se pueda desarrollar un juego vertical o rápido.

El equipo de Zidane carece de movimientos adecuados ni ofensiva ni defensivamente. Es como si les hubiera dicho a sus jugadores que «lo hagan como lo saben hacer», sin ningún rigor táctico.  Si nos vienen a decir que ya no juega al contragolpe y al patadón se trata una patraña, urdida por tontos comunes. El Madrid de Zidane no controla casi nunca el partido. Se deja llevar por los seis jugadores que no cortan ni disputan ni un balón. Son los cuatro mediaspuntas del centro del campo más el narciso luso y el gato francés, que empuja los balones o no mete un gol ni en una portería de rugby. Con dos laterales tan extremos, tan irreflexivos defensivamente, a Ramos y Varane los dejan ante un infierno.

Si el Granada hubiera disfrutado de un goleador, al Madrid le hubieran metido en la jaula de los tigres. El niño venezolano Peñaranda y el barba amarilla Success desmantelaron todo el «esquema cero» del débil técnico que es Zidane. Y estamos hablando del vicecolista y el otro día ante el Betis, que llevaba un montón sin ganar. En fin, qué será de este Real Madrid cuando visite Roma o Barcelona, o quizá hasta Málaga. Pero el peligro inminente son los leones de Valverde, magnífico técnico, del que jamás se acuerdan en la Casa Blanca, ni tampoco de Pochettino. Pero el que vende es Zizou, el de los «frutos de mi jardín». Es decir, el de la «lechuga» para llevarse a la boca . El cuello o pescuezo  de Zidane se lo salvó en Granada el gran disparo de Modric, pero será imposible que se le aparezca Dios, o el demonio, cinco minutos antes de cada final de partido.

El Madrid jugó peor que contra el Betis, pero salvó los tres puntos, como en una ruleta rusa. Pero, ¿cuántas balas le quedan al Madrid en el casquillo? Quizá demasiadas, a punto de que cualquier día se pegue un tiro en la sien.

Pero peor es el envite para el valido y su presidente. Al ponerse al pairo de los jugadores, de los caciques Ramos y Ronaldo, se convirtieron en auténticas presas desnudas. Cualquier trance o drama ante el Athletic, Roma y Athletic, la famoso cúpula está liquidada.

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