BARCELONA | 2 | 0 | ATLETICO DE MADRID |
De lo primero que aprendí en Brasil es que los yacarés, es decir, los cocodrilos del Amazonas, no tienen lengua. Diego Costa es de Lagarto y se le fue la lengua, cuando no debía tenerla. Su larga lengua hipotecó todo el partido del Atlético de Madrid, cuando se lo jugaba todo. Como decía Nicola di Bari, la Liga, «c´est fini”.
El triste paradigma es que faltan siete jornadas para el final. No hay emoción por saber quien es el campeón, porque ya lo sabemos. El “mejor torneo del mundo”, como trata de convencer el ínclito presidente de la Liga, se convierte en una lucha anémica de los equipos camino del abismo y un sólo puesto para la Champion. Muy poca carnaza para los yacarés del fútbol.
Claro que el Atlético y, sobre todo, Simone, se pueden justificar con el conformismo de que con uno menos tuvo el partido en el alambre y Messi, con taquicardia. Pero el Atleti acabó como siempre. Son tópicos de equipos perdedores. Al Atlético le cuesta mil metropolitanos hacer un gol.
Desprenderse de Griezman sería una fabulosa gestión para las arcas. A esa paso, no lo quiere ni el París St. Germain. Es el jugador más sobrevalorado de la ligas europeas que yo conozca, aunque ya vamos servidos con último “balón de oro”, el peor de la historia. Un Modric, que está camino de la jubilación. El Mundial fue su último suspiro.
Fue encomiable la valentía, la frescura física del Atleti, con uno menos, hasta el minuto sesenta y cinco de partido. Las escasas fuerzas que le quedaban le aculaban hasta las inmediaciones de Oblak. Un sensacional, un inmenso Oblak, que ha vuelto a demostrar que es el mejor portero del mundo, desde los últimos veinte años. Quizá desde el “santo” Dino Zoff.
El Barça no fue el Barça, en tramos muy largos del partido. Mucha culpa tuvo el Atleti. Fue como si la mente azulgrana viajara hacia el teatro de los sueños. Aunque, cuidado, que veo a Busquets, lento, cansado. Messi a trote cochinero, a la espera de un golpe franco. Sólo fulmina a los rivales a balón parado o cuando se vuelven zombies . Es Luis Suárez el único que puso de rodillas a Oblak, pero desde lejos . El Barça no hizo jugadas de compromiso, de solvencia, de equipo invencible. Todo lo contrario. Apuesto a que lo va a pasar muy mal en Manchester, porque ha perdido frescura y velocidad de balón. Coutinho es un cero a la izquierda, Arthur es demasiado lento y sólo el Barça se supone que es algo con los “dos sudamericanos«. Antes era los «tres sudamericanos», pero les falta Neymar, que sólo está para el sambódromo.
Algo pasa en esta Liga, la “mejor del mundo” cuando el Barcelona sólo trota, sin salir de su coche d lujo, sustentado por la deificación de un Messi, que a pesar de jugar un discreto lance, acabó como el “cachetero” del Atlético. Y todo por la mala lengua de un tipo de Lagarto, cuando los cocodrilos tienen lengua, pero está unida a su paladar y no pueden articularla, ni decir nada, absolutamente nada.
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